Locura desatada. Euforia desmedida. El FC Barcelona vuelve a celebrar un título tras un año en blanco y los jugadores, conscientes de las dificultades que han pasado ellos mismos y el propio club, necesitaban soltar lastre. Lo hicieron tras la contundente victoria sobre el Athletic Club en la final de la Copa del Rey (0-4), que suponía levantar la 31ª de la historia del club.
Con cuatro golazos, y pese al nefasto arbitraje de Martínez Munuera, todo fue ilusión, algería y jolgorio desde que el colegiado señaló el final del partido. Y, como no podía ser de otro modo, Gerard Piqué fue el maestro de ceremonias.
El central de Sarrià se apresuró a descorchar la primera botella de cava cuando Messi, que levantó la Copa en el palco de manos del Rey Felipe VI, acercó el trofeo al resto de jugadores para hacerse la foto de grupo. Leo reclamó a Busquets para ayudarle a alzar la Copa junto al resto de sus compañeros y en cuanto la bajaron, Piqué descorchó el cava y empezó a duchar al personal. El más perjudicado fue Pepe Costa, team manager y director de la Oficina de Atención al Jugador, además de buen amigo de los más veteranos, especialmente de Leo Messi.
Rociados en cava
Piqué pegó buenos tragos a la botella después de mojar a sus compañeros y luego se dirigió a cortar la red de una de las porterías, como acostumbra siempre que gana un título. Y esta vez lo mereció bien, ya que firmó un soberbio partido en defensa. La otra red fue para Sergio Busquets, que también mostró su mejor nivel en Sevilla. Mientras tanto, los jugadores más jóvenes hacían cola para sacarse una foto con la Copa junto a Messi. El astro argentino, capitán e ídolo mundial, era el más buscado y aquellos que ganaban su primer título oficial con el Barça no quisieron dejar pasar la ocasión de tener una imagen para el recuerdo. No vaya a ser que sea la última oportunidad.
Después de una primera celebración sobre el césped de La Cartuja, donde los futbolistas echaban de menos a sus mujeres e hijos, varios cracks atendieron a los medios de comunicación. Messi, Griezmann, Piqué, Jordi Alba, De Jong o Pedri, entre otros, hablaron ante la prensa para valorar la gran final realizada contra el Athletic Club. Y en esas, volvió el central catalán a la carga: roció de cava a los periodistas.
Laporta se desmelena
Posteriormente siguieron con los festejos en el vestuario, aunque no tenían demasiado tiempo. Cánticos, abrazos y saltos se entrelazaban con la euforia disparada. Y entonces llegó Laporta. El nuevo presidente del Barça, acompañado de su fiel amigo y vicepresidente económico Rafa Yuste, felicitó a los jugadores uno por uno dándoles un abrazo por barba. Entre risas y alegría, Laporta se fue animando, feliz de levantar su primer título oficial desde que regresó a la presidencia, y comenzó a gritar como para animar todavía más a sus tropas, totalmente desatado. Y acto seguido enfilaron hacia el autobús que debía llevarlos de vuelta al hotel.
Fue una escena curiosa, ya que debido a los protocolos Covid los jugadores no se iban a duchar en el estadio, sino en el propio hotel. El emplazamiento elegido era el NH Collection Sevilla, un cuatro estrellas ubicado en el centro de la capital andaluza. Fue allí cuando la cosa empezó a desmadrarse.
"Nos la tendremos que beber"
Ya durante el trayecto en bus, Piqué advirtió vía Twitter de la que se venía: publicó una foto con rostro alegre mediante la cual confesaba que se iba a beber otra botella de cava. "Nos la tendremos que beber", aseguraba con la mano acariciando el corcho que en unos minutos saldría disparado. No faltó a su palabra, aunque también aprovechó para vacilar a Ibai Llanos por Whatsapp para publicarlo en Twitter.
El autobús culé era una auténtica fiesta y una piña donde convivían en perfecta armonía los veteranos y los más jóvenes, disfrutando como niños. En cuanto el bus llegó al hotel, Piqué comandó a la expedición para seguir la fiesta: salieron del vehículo en estampida, con botellas de cava portadas por Busquets y el propio Piqué, y se quedaron frente a la entrada del hotel cantando, saltando y festejando el triunfo. Busquets, más responsable, fue danzando del autobús directamente hasta dentro del hotel, mientras sus compañeros se quedaban fuera de jarana. Dos de los más activos fueron Riqui Puig, que finalmente no fue convocado para el partido, y Ronald Araujo.
Tras unos minutos de bailoteo frente a la puerta del NH, con otros jugadores también eufóricos como Griezmann, Jordi Alba, Mingueza o el portero Arnau Tenas, todos fueron desfilando hacia dentro para pegarse esa merecida ducha. Lo hicieron a toda prisa ya que tenían que volver al autobús para coger un vuelo de regreso a Barcelona. En ese intervalo de tiempo, los cracks del Barça se fueron calmando y volvieron a salir acicalados y más relajados para poner rumbo a casa. Sin embargo, el jolgorio no cesó, ni en el autobús, ni en el avión. Tras un año que comenzó con muchas dudas y tensión, este título tiene un efecto revitalizante. Fue muy merecido y se celebró como es debido.