"Estoy cansado de ser siempre el problema de todo en el club". Leo Messi detonó la bomba con estas declaraciones nada más llegar al aeropuerto de Barcelona este miércoles. El delantero argentino fue preguntado por las declaraciones del exagente de Griezmann y, en lugar de pasar del tema, prendió la mecha y explotó. Algo que hubiera sorprendido más hace unos años que ahora.
Y es que a lo largo de su carrera, el 10 no solo ha evolucionado a nivel futbolístico, sino también en la parcela humana. Lejos queda ya ese jugador que prefería pasar desapercibido ante los medios de comunicación. Ya no se ciñe a los tópicos ni se calla ante los micrófonos. Ha quitado el filtro y ahora acostumbra a decir lo que piensa si así lo desea.
Hasta hace poco, el episodio más controvertido que se recordaba del astro rosarino fue su encontronazo con Javier Faus. El entonces vicepresidente económico del FC Barcelona dijo en 2013 que no veía razón "por la que se tenga que mejorar el contrato de Messi cada seis meses". El 10 respondió que "el señor Faus no sabe nada de fútbol. Quiere manejar el Barça como una empresa y no lo es".
Evolución 'maradoniana'
Leo ha pasado de ser discreto a generar polémica prácticamente cada vez que habla. Respetando mucho las distancias, se podría decir que es una evolución maradoniana. El Pelusa pasó de ser el mejor del planeta a ser un personaje mediático. El astro del FC Barcelona no ha alcanzado ese nivel, pero la evolución que ha tenido en los últimos 12 meses es sorprendente.
Neymar y Messi en un entrenamiento del Barça / EFE
Las primeras declaraciones controvertidas fueron las que pronunció tras el no fichaje de Neymar: "Me hubiera encantado que viniera Neymar. Sinceramente, no sé si el Barça hizo todo lo posible para su regreso. Es cierto que negociar con el PSG no es fácil. A nivel deportivo es uno de los mejores del mundo".
El siguiente episodio reseñable fue el encontronazo con Abidal en enero. El entonces secretario técnico culpó a los jugadores del adiós de Valverde y Leo le respondió a través de Instagram que cada uno debía responsabilizarse de lo suyo. Un mes después, en febrero, aseveró que "hoy por hoy no nos da para ganar la Champions".
Palos y más palos
Tras el coronavirus, el 10 puso una marcha más en sus críticas. En julio, después de varios encontronazos con Éder Sarabia, espetó tras la derrota contra Osasuna que "ya dije que iba a ser muy difícil que ganásemos la Champions, quedó demostrado que no nos alcanzó ni para ganar la Liga. Vamos a tener que cambiar muchísimo".
No hubo cambio y llegó el 2-8 de Lisboa. Pocas horas después, se empezó a rumorear que Leo quería salir del Camp Nou. El argentino lo confirmó a través de un burofax que, de rebote, propició la moción de censura contra Bartomeu. El astro rosarino se acabó quedando. Lo anunció tras una entrevista en la que cargó contra el presidente: "No cumplió con su palabra" y "hace tiempo que se vienen haciendo malabarismos" fueron las dos frases más destacadas.
Leo Messi lamentando la derrota del Barça contra el Bayern de Múnich / FC Barcelona
Controlado este incendio, llegó el de la salida de Luis Suárez. Messi se despidió de su amigo diciendo que "te merecías que te despidan como lo que sos: uno de los jugadores más importantes de la historia del club, y no que te echen como lo hicieron. Pero la verdad es que a esta altura ya no me sorprende nada".
Y ahora llega el conflicto con Griezmann, de quien se rumorea desde hace tiempo que no encaja en el vestuario. Las últimas declaraciones del 10 son solo un ejemplo más de la evolución que viene siguiendo de un tiempo a esta parte. Una transformación hasta cierto punto maradoniana de un futbolista genial que en la calle no era más que un chico tímido. Ahora, la estrella empieza a comerse a la persona.