El nombre de Ferrán Torres está siendo uno de los nombres más sonados del panorama futbolístico este inicio de temporada. La joven promesa llegó el pasado verano al Manchester City, que pagó 25 millones más 12 en variables al Valencia por él. Un jugador por el que el conjunto ché quería sacar lo máximo de forma urgente, ya que su contrato expiraba en 2021 y no tenía intención de renovar. Sin embargo, con el paso de los días, está quedando de manifiesto que su valor es mucho más alto. 

 

Tras su llegada a Inglaterra, no ha dejado de crecer. Al lado de Pep Guardiola, se está destapando como uno de los grandes diamantes en bruto del fútbol mundial. Y el de Santpedor está siendo capaz de pulirlo a la perfección. A su capacidad de regatear y de actuar con descaro, le está sumando el acierto de cara a portería y el ser capaz de adapatarse a diferentes posiciones, como el falso 9. Está destapando todo su potencial goleador. Ha visto portería en sus tres primeros partidos en Champions con los citizens, y rompió un récord de más de siete años con la selección, al anotar un hat-trick contra Alemania. Y tiene solo 20 años. 

El Barça lo dejó escapar

Ferrán Torres apunta a crack. El Manchester City se aprovechó de la crítica situación del Valencia, y de los problemas económicos de Barça y Real Madrid, que también le siguieron la pista, para hacerse con él. En un verano atípico a causa de la crisis provocada por el coronavirus, los Skyblue se beneficiaron de los billetes de su jeque para llevar a cabo una de sus grandes inversiones en los últimos años. 

No obstante, la historia podría haber sido diferente. Tanto para el joven talento, como para el FC Barcelona. Y es que el club azulgrana estuvo cerca de fichar a exvalencianista por menos de ocho millones de euros en 2017, cuando tenía solo 17 años. Se trataba de una incorporación para el filial, pero con dinámica de poder entrar también con el tiempo en el primer equipo. En ese momento, en Chamartín también lanzaron una ofensiva por él. 

Ferrán Torres, en una acción ante Umtiti | EFE

Ferrán Torres, en una acción ante Umtiti | EFE

Sin embargo, Ferrán Torres optó por hacer caso a su corazón, y seguir en el Valencia. Algo que acabó pagando años después. Se ganó el odio de toda la afición ché al no renovar, después de que el club no accediera a ninguna de sus tres exageradas reclamaciones. “Una es que se involucrara en mi renovación Peter Lim, para demostrarme que yo era importante para el club. Otra era ser capitán, que era mi sueño, porque había visto como otros clubes habían hecho eso con los jóvenes de la casa, como Oyarzabal o Fernando Torres, para retenerlos. Y la tercera era estar entre los jugadores mejor pagados de la plantilla. Eran dos de tres... Y ninguna se cumplió", reconoció en una entrevista. 

Y tras enemistarse con el equipo de su vida, se encontró con que en España ninguno de los dos grandes era capaz de pagar lo que pedían por él. Por eso, le tocó emigrar a uno de los mejores lugares para crecer: junto a Pep Guardiola. Una decisión que, vista con el tiempo, parece que fue acertada.