¿Es la Liga española una competición conservadora? El campeonato español, que durante la última década ha alardeado de tener a los mejores delanteros del mundo, pierde año tras año cada vez más pólvora.
Sin ir más lejos, según informes de Opta, la Liga se encuentra este curso a la cola de los grandes torneos de Europa en cuanto a goles y disparos por encuentro (2,4 tantos y 21 tiros de media por partido). Una clasificación que lidera una Serie A que ha sufrido una metamorfosis goleadora en los últimos años, con una media de 3,4 goles y 25,4 remates totales de promedio por partido. Le sigue la Bundesliga con 3,2 goles y 25,1 remates; y la Premier League con 3,1 goles y 23 disparos por encuentro.
Una imagen de archivo del Eibar-Real Sociedad a puerta cerrada / EFE
Evidentemente, son muchos los motivos que afectan a esta transformación conservadora de la Liga. La no presencia de aficionados en los estadios facilita el trabajo a los defensas, cada vez están apareciendo más entrenadores que apuestan por potenciar sus posiciones defensivas, como Simeone o Zinedine Zidane. Sin embargo, existe un motivo mucho más evidente: la falta de grandes goleadores.
El ocaso goleador de Messi
Leo Messi es el último de los grandes killers que le queda a la Liga. El argentino ha sido el gran dominador de las listas de goleadores tanto en España como en Europa en la última década. Lidera ya la clasificación histórica tanto de la Bota de Oro, con seis; como del trofeo Pichichi, con siete.
No obstante, este curso, con 33 años ya en sus botas, está demostrando que su ocaso goleador está cada vez más cerca. Ya no es ese jugador determinante de cara a portería, capaz de acercarse cada curso a los 40 goles. Es un futbolista mucho más completo, capaz de entender mejor el juego y ayudar al equipo en forma de asistencias. Pero su eficacia anotadora es evidente que se está reduciendo.
Leo Messi en un partido con el Barcelona / EFE
Y esto se suma al hecho de que la Liga se está desangrando a nivel goleador también por la huida de sus grandes incentivos. En los últimos veranos, el campeonato se ha quedado sin figuras de la talla de Neymar, Cristiano Ronaldo, Ben Yedder, Rodrigo o Álvaro Morata. Algo que, de forma natural, está dejando la Liga seca.
Lejos queda ya la temporada 2012-13, cuando Messi, Cristiano, Falcao, Negredo y Soldado se situaron entre los diez máximos anotadores del continente impulsando al Barça, al Madrid, al Atlético, al Sevilla y al Valencia a posiciones de relieve. Prácticamente una década donde siempre un jugador de la Liga española había ocupado alguna de las primeras cuatro posiciones de la Bota de Oro. Hasta esta pasada temporada, cuando el más destacado, el capitán del Barça, finalizó con 25 goles; lejos de Werner (28), Cristiano (31), Lewandowski (34) e Immobile (36).
Potencia a nivel empresarial
Sin embargo, la evidente falta de gol de los últimos años y la pérdida de muchas de sus grandes estrellas no está afectando la salud empresarial de una competición que no deja de crecer y de generar más dinero año tras año. Los datos ejemplifican un crecimiento imparable. Hace siete años solo había cinco marcas que aportaban 30 millones de euros; hoy son más de 60 —entre patrocinadores y licencias— superando los 112 millones de ingresos. Algo que beneficia directamente a sus clubes.
Los valores de la competición y su capacidad de actuar como altavoz son los dos grandes argumentos que atraen a las grandes marcas internacionales. La Liga cuenta con una audiencia de 2.800 millones de espectadores al año, de partidos que se ven en todo el mundo y de una competición con más de 120 millones de seguidores en redes sociales.
Javier Tebas y Leo Messi en la entrega del trofeo Pichichi / REDES
No obstante, no menos cierto es que el gol y el juego de ataque es la salsa del fútbol. Y el gran torneo español deberá intentar solucionar este problema o rezar para que surja una nueva estrella, sino es evidente que está salud podría verse gravemente perjudicada.