Messi está viviendo estas semanas sus semanas más amargas como futbolista del Barça. El argentino está decidido en salir del club de su vida. Su decisión ya hace tiempo que se ha ido gestando e incluso ya avisó en alguna de sus entrevistas. Sin embargo, la debacle contra el Bayern de Múnich seguramente ha sido el colofón para tomar la decisión. Uno de sus otros momentos más duros fue en la temporada 2012/13 con la eliminación contundente por parte de los alemanes.
Un 7-0 inapelable e inspecciones de Hacienda
El Barça cerró el curso 2011/12 sin poderse llevar la Liga y con el mal regusto de haber sido eliminados por el Chelsea en semifinales de la Champions a pesar de ser claramente superiores en los dos encuentros. Además, Guardiola cerraba su etapa gloriosa como entrenador azulgrana y el equipo se quedaba a manos de Tito Vilanova.
El año fue muy duro y Tito tuvo que abandonar el grupo después que se le detectara cáncer. Tantos cambios acabó por afectar al equipo, que llegó muy desgastado a final de temporada. En semifinales se encontró a un Bayern que llegó mucho más fuerte y barrió absolutamente al Barça (4-0 en la ida y 0-3 en la vuelta). Asimismo Messi también estuvo tocado y en el Camp Nou no llegó a jugar.
El rendimiento deportivo, junto a sus problemas judiciales hizo que se empezara a plantear marcharse de Barcelona. Él mismo lo confirmó años más tarde en Rac1. "Ha habido momentos en los que he terminado cansado por un montón de circunstancias. Tuve varias épocas, sobre todo en 2013 y 2014, por el problema con Hacienda”, manifestó.
Sin embargo, también detallo que “lo mejor de todo es que mis hijos eran pequeños y no se enteraban de nada, pero lo pasamos mal. En esa época tuve en la cabeza largarme, y no por querer dejar el Barça".
Relaciones rotas con la directiva y carencia de proyecto deportivo
Esta temporada, sin embargo, es distinto. En 2017 el argentino ya firmó un contrato en el que podía marcharse cada verano. Esto solo fue un primer aviso de lo que estaba por llegar. En los últimos años ha ido acumulando desastres en Turín, Roma, Liverpool y el último en Lisboa que le han hecho tomar la decisión.
Nuevamente una derrota contundente contra el Bayern de Múnich ha sido la gota que ha hecho colmar el vaso. Messi está disgustado con la directiva y no confía en que se pueda desarrollar un proyecto deportivo atractivo. De este modo está convencido de salir y su destino parece que está encaminado hacia el Manchester City, donde se rencontrará con Guardiola.
Estas próximas semanas serán decisivas para el futuro del jugador y del club. Hasta ahora las dos partes se mantienen firmes en sus posiciones y parece difícil que puedan llegar a un acuerdo. En el horizonte está un problema judicial que el barcelonismo espera que no se produzca.