Este martes se retiró oficialmente Iker Casillas, un mito del fútbol español. El portero de Móstoles fue una de las referencias del Real Madrid durante el siglo XXI. Subió al primer equipo en la temporada 2000-01 y se fue por la puerta de atrás en la 2014-15. Aunque era una de las referencias del vestuario, siempre mantuvo un perfil bajo que el madridismo muchas veces le tiró en cara.
Tras la etapa Mourinho y las presiones por salir del Santiago Bernabéu, se fue al Oporto, un destino menos exigente y alejado de los focos mediáticos de la prensa de la capital. Allí estuvo cinco temporadas --la última sin jugar debido a un infarto sufrido en 2019-- hasta este martes, donde explicó en un comunicado que colgaba los guantes definitivamente.
Casillas pasará a la historia por sus grandes paradas --que frustraron más de una vez los deseos del barcelonismo--: aquella estirada contra Perotti de palo a palo o su pie salvador a Robben en la final del Mundial de 2010. El fútbol le hizo justicia --segundo madridista con más partidos (725) e internacional español con más participaciones (167)-- y su palmarés está al alcance de pocos elegidos en el mundo del fútbol.
Casillas parando el disparo de Robben en la final del Mundial / Redes
Con la selección española, como capitán, levantó dos Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica. También hizo lo mismo con el Real Madrid: tres Champions, cinco Ligas, dos Copas del Rey o un Mundial de clubes; entre todos sus títulos colectivos. Pero no solo deja huella sobre el césped, sino que Iker es sinónimo de la sana rivalidad.
Gran relación con los culés
A causa de las concentraciones con la selección, Casillas hizo muy buenas migas con mitos del barcelonismo como Carles Puyol, Xavi Hernández, Andrés Iniesta o David Villa. En muchas ocasiones esto se le reprochó en Madrid por poco madridista, pero en el resto de España se le veía como un gran gesto.
Casillas celebrando un parada con Carles Puyol / EFE
Sus pocas meteduras de pata hicieron que cayera bien entre los rivales directos del madridismo, incluso Barcelona. Se le admiraba deportivamente y se le respetaba fuera del campo. Su pulso --perdido-- con José Mourinho también ayudó a ello. El luso era uno de los principales enemigos del Barça de Pep Guardiola y el portero se enfrentó a él.
Ni toda la presión mediática le hizo callarse y esconder sus opiniones más polémicas. Con Cristiano Ronaldo como compañero llegó a reconocer que “¿el mejor delantero al que me he enfrentado? Es Messi. Me he enfrentado muchas veces a él y no tengo ninguna duda. Me ha tocado vivirlo muchas veces, tanto buenas como malas”.
Casillas, el pacificador
Aunque pareció una eternidad, Pep Guardiola y José Mourinho coincidieron en los banquillos de Barça y Real Madrid respectivamente solamente en dos temporadas: de la 2010-11 a la 2011-12. Durante esos dos cursos se enfrentaron 10 veces y en todos los enfrentamientos se veía una tensión inhabitual.
Los madridistas querían vencer como fuera al equipo que mejor fútbol practicaba del momento y, en más de una ocasión, apostaron por jugar al límite del reglamento. Esto llegó a afectar al vestuario de la Roja. Iker Casillas con Xavi Hernández hicieron de apaciguadores para reencauzar la buena relación entre jugadores.
Xavi Hernández y Casillas fundiéndose en un abrazo / Redes
“Fue una locura. Empezó a salir ese madridismo que a mí nunca me ha gustado. Parecía que había una guerra de política entre Catalunya y España. Yo soy madridista y quiero que el Madrid gane siempre, pero no voy a ese extremo”, llegó a comentar a posteriori el portero en una entrevista con Jorge Valdano.
Xavi e Iker fueron premiados en 2012 con el premio Príncipe de Asturias por sus logros profesionales, pero también por el comportamiento deportivo que vivieron durante esos años de tensión: “El jurado considera que estos jugadores del Real Madrid y Fútbol Club Barcelona simbolizan los valores de la amistad y el compañerismo más allá de la máxima rivalidad de sus respectivos equipos. Su comportamiento deportivo es un modelo para los jóvenes”.
Casillas y Xavi en una imagen de archivo / EFE
Pocos jugadores pueden tener el honor de ser ídolos del madridismo y ser una figura más que respetada en Can Barça. Se lo ganó dentro y fuera del césped, tanto en el Real Madrid como con la selección española. Aunque muchos se empeñaron en hacerle mala publicidad, es indiscutible que se va un grande de este deporte.