Las implicaciones políticas en varias épocas de la historia del deporte están más que demostradas. De este modo, el fútbol ha sido en distintos momentos un escenario para las protestas racistas, sociales, soberanistas… En aquellos puntos de más conflicto es donde más han quedado plasmadas. Las últimas, por ejemplo, han sido las proclamas independentistas en el Camp Nou.
Si nos trasladamos a ahora hace más de 80 años, en España había estallado la Guerra Civil en un hecho que supuso un gran bache para la sociedad. El deporte también estuvo afectado y el 3 de octubre de 1936 la Real Federación Española de Fútbol anunció la suspensión de las competiciones oficiales y sólo autorizaba a las Federaciones Regionales a organizar Campeonatos Super-regionales, bajo su propia responsabilidad.
En aquellas zonas donde aún no había llegado el conflicto de forma directa sí que pudieron continuar realizando algunas competiciones, como fue en el caso de Cataluña. Es por eso que el Real Madrid se ofreció para jugar como club “invitado” en el Campeonato de Cataluña, que contaba con la participación del Barça, Espanyol, Badalona, Girona, Sabadell y Granollers.
En un primer momento el Sindicato de Profesionales del Fútbol de Cataluña vio con buenos ojos esta opción “por deber social y de ciudadanía”. Por su lado el Barça se mostró totalmente contrario. Los azulgranas habían sido fuertemente reprimidos con la dictadura de Primo de Rivera con una sanción de seis meses de parón de su actividad por manifestaciones políticas, así como el asesinato de su presidente Josep Suñol en los inicios de la Guerra Civil.
De este modo, todos los equipos – tanto del grupo A como del B – aprobaron la inclusión del Madrid a la Copa Cataluña a excepción del Barça. El club argumentó su postura para no “mistificar ni perder ninguna de sus esencias raciales y profundamente espirituales (de la competición) que constituían el fundamento base de su esplendorosa historia”.
Finalmente se denegó su invitación y el presidente de la Federación Catalana, Ramon Eroles, también expuso que no se podía alterar el campeonato y que los equipos de Primera B se habían quejado porque les hubiera perjudicado. Sin embargo, éstos (Europa, Sant Andreu, Terrassa, Sants, Vic, Martinenc, Júpiter y Horta) lo negaron. A su vez se ofreció al Madrid que sus jugadores participaran en alguno de los otros equipos, pero rechazaron esta propuesta.
Las nuevas competiciones
La competición de ámbito español del 1937 se redujo a la Liga Mediterránea entre los equipos catalanes y valencianos - los menos afectados por la Guerra para el momento – que se llevó el Barça. Asimismo el torneo de la Copa se transformó en la Copa España Libre que ganó el Levante y que aún a día de hoy reclama su oficialidad.
Tras ganar la Liga Mediterránea fue muy difícil mantener la actividad deportiva y el Barça, ante una situación económica muy delicada, decidió hacer una gira por México a cambio de 15.000 dólares. De este modo, el 7 de junio llegaron a tierras americanas donde estuvieron durante cuatro meses y disputaron 13 partidos.
Una vez terminó esta gira, tuvieron que volver a España, que aún seguía en guerra. Seis jugadores, en cambio, no regresaron y se quedaron en México. La gira, sin embargo, permitió que el club pudiera seguir adelante.