El legado de Luis Enrique en el banquillo azulgrana estará marcado por su Champions de 2015 y la potencialización del tridente entre Messi, Suárez y Neymar. De este modo, la máxima expresión de sus tres años se produjo en el partido de ida de las semifinales de Champions contra el Bayern de Múnich.
El Barça llegaba de derrotar al Manchester City y al PSG en octavos y cuartos de final. El partido de semifinales, además, tenía otro aliciente ya que por primera vez el club azulgrana se enfrentaba a un equipo de Guardiola. Los azulgranas llegaban en buena racha tras encadenar 10 victorias y un empate en Liga. Asimismo, el equipo también estaba clasificado para la final de la Copa del Rey.
Ante el Bayern de Múnich, el Barça fue quien tuvo las ocasiones más claras, a pesar que en varias fases del encuentro fueron los alemanes los propietarios del balón. Suárez tuvo la primera gran oportunidad de abrir la lata en un mano a mano que detuvo Neuer. De igual modo, en otras ocasiones el equipo se plantó en el área pero no encontró portería. Por su lado, los de Guardiola tuvieron la más clara en un centro raso que Lewandowski no fue capaz de rematar.
20 minutos mágicos
El segundo tiempo siguió el mismo guion y los goles no llegaron hasta el minuto 76 cuando Messi encontró portería en un disparo lejano. Solo cuatro minutos después el argentino volvió a anotar en un gol de gran recuerdo. El mejor jugador del mundo dejó a Boateng en el suelo y elevó el balón por encima de Neuer. Delante de un Bayern que se volcó en ataque, Neymar sentenció en el tiempo de descuento.
La contundencia del resultado dejó la eliminatoria claramente decantada y el Barça se clasificó por la final, a pesar de perder en el Allianz Arena en el partido de vuelta (3-2). Más tarde el propio Guardiola ha confesado en alguna ocasión que aquel partido en el Camp Nou - junto al partido de vuelta de las semifinales del año anterior contra el Madrid – es un día en el que se equivocó por querer buscar demasiado la portería rival y desproteger la propia.
El Barça remató aquella clasificación por la final en derrotar a la Juventus en Berlín y levantar la quinta Champions de su historia y la última hasta día de hoy.