Hace exactamente una semana, el lunes 21 de abril, el Barça anunció una medida solidaria para hacer frente a la crisis del coronavirus. Después de una reunión de la junta directiva en que se destacaba la entrada de Jaume Carreter como nuevo directivo, también se presentó una acción que fue aplaudida por muchos socios.
El club aprobó ceder los derechos del apellido del Camp Nou, popularmente conocido como title rights, durante la temporada 2020-21 a la Fundació Barça para conseguir ingresos que se destinarán a proyectos de investigación y a trabajos dirigidos a paliar los efectos de la nueva enfermedad en Catalunya y en el resto del mundo.
Una imagen desde el aire del Camp Nou / Redes
El estadio azulgrana tendrá así un patrocinador que le dará nombre por primera vez en su historia. Estos title rights ya estaban reservados para financiar en parte el Espai Barça, pero se se avanzará para una acción solidaria. “Se necesitarán muchos recursos para acabar venciendo esta crisis sanitaria”, comentaba Jordi Cardoner en la televisión del club sobre este asunto.
El temor de los socios
Esta iniciativa fue aplaudida por muchos socios de la entidad pero, en un club con tanta disparidad de opiniones, algunos ven la acción como una futura amenaza. Más que lo que suceda en la temporada 2020-21, lo que preocupa es lo que pasará a partir de los siguientes cursos. “Me parece fantástico, pero, ¿en la 2021-22 qué apellido tendremos?”, se preguntan algunos aficionados.
El gran temor de estos es volver a ver una operación parecida a la que ya sucedió en 2013 cambiando Qatar Foundation por Qatar Airways. En 2011 se anunció una colaboración con la fundación asiática que fue presentada por Sandro Rosell como un acuerdo de carácter solidario y dos veranos después se cambió por la empresa privada. El Barça se defendió ante los más críticos explicando que en el tercer año ya se preveía la posibilidad de un cambio de patrocinio y así lo ratificó la asamblea de compromisarios en 2011. Desde 2017, el patrocinador es la japonesa Rakuten.
Una imagen de 2013 del Barça con Qatar Airways / Redes
“Vamos por el camino de una operación como Qatar Airways” o “lo mismo sucedió con el patrocinio de la camiseta: abrimos la puerta a algo que nunca se había hecho con la llave de una ONG (Unicef). Ya luego se pasó a una fundación y de ahí a una aerolínea. Con vaselina social entra todo más suave”, eran algunos de los comentarios que se podían leer en las redes sociales.
Disparidad de opiniones entre la masa social. Algunos aplaudían la iniciativa y reconocían el esfuerzo de la junta directiva para promover una acción solidaria mientras que otros lo contemplan como una estrategia para limpiar la imagen tras la acumulación de polémicas en lo que va de año.
¿Quién hará la inversión?
Más allá iban otros socios, que se cuestionaban qué empresa tendría ese interés: “El club llevaba años buscando unos title rights sin éxito y ahora lo quiere conseguir rápido para dar los ingresos. ¿Qué gran empresa querrá poner una gran cantidad de dinero para patrocinar un estadio que se pasará vacío los próximos meses?”.
En los últimos meses han sonado nombres de grandes empresas como la farmacéutica Grífols o Mediapro de Jaume Roures. A finales de la semana pasada también entró en esta quiniela la empresa Swissx, de Alki David, propietaria de inmobiliarias, plataformas de streaming y relacionado con el negocio de la marihuana terapéutica. Todos estos nombres han sido descartados hasta la fecha.
Imagen de archivo del Espai Barça / FCB
De momento, la búsqueda de este patrocinio a largo plazo está parada. Las obras del Espai Barça ascienden a 815 millones de euros y los socios lo deberán ratificar en un referéndum, todavía sin fecha prevista. Pancho Schroder y Jordi Moix, los dirigentes que más involucrados están en el proyecto, mantienen su confianza en Goldman Sachs.
El gigante inversor nortemaericano es quien aseguró la financiación de las obras y quiere un patrocinio seguro para poder recuperar el dinero prestado. La operación está pendiente de cerrar los flecos con la banca y de la aprobación de la asamblea, pero visto lo visto, hay quien cree que el proyecto del Espai Barça podría quedar paralizado para ser uno de los pilares sobre los que giren las próximas elecciones a la presidencia.