Después de esta pandemia de COVID-19 la vida será distinta para todos. Igual que después de otros momentos que han marcado la vida de la población, una vez se haya recuperado cierta normalidad se deberán tomar medidas para proteger la salud de todos. Los estadios de fútbol son uno de los lugares donde más gente se concentra y por ello será necesario poner ciertas restricciones y mejorar la tecnología para facilitar que los aficionados disfruten del deporte sin correr un alto riesgo de contagio.
El estudio de arquitectura Fenwick Iribarren ha propuesto una serie de medidas para lograr el objetivo. Reducción del aforo, control de temperatura corporal, activación de luces automática, pago a través del móvil...todo lo posible para conseguir una transformación de las instalaciones deportivas y acercar a la población a la cultura del no contacto.
Cambios de cara al futuro
Lo más razonable sería reducir el aforo de los estadios un 10% o un 15%. Aunque parece un gran cambio, es un reto factible. No sería el único cambio, la compra de bebida y comida dentro de los estadios se haría de forma telemática y también se avisaría al comprador cuando tuviese que recoger su pedido. Además de estas medidas, dispensadores automáticos de jabón y agua en los lavabos, inodoros de auto-descarga, puertas automáticas y luces que se encienden y apagan por infrarrojos. Todo lo posible para evitar el contacto.
Además también se deberían tomar medidas para controlar la salud de los aficionados antes de entrar al estadio. Uno de los cambios que podrían realizarse con facilidad sería instalar arcos de detección de temperatura.
No hay fecha establecida para que se reanude la competición pero es probable que cuando se reinicie no pueda asistir público. Para ello proponen sonido ambiente, lonas con imágenes de público e incluso llenar los estadios con personas a través de la tecnología para que en televisión se vean llenos.
Además de estos cambios, tras esta crisis desde el estudio de arquitectura Fenwick Iribarren creen que sería conveniente que los estadios tuviesen la capacidad de transformarse para acoger otros deportes o eventos como ferias o conciertos y en caso de necesidad centros hospitalarios.