El Barça ha visto como el coronavirus ha puesto en jaque el futuro, tanto deportivo como económico, del club. Con las competiciones y las actividades suspendidas indefinidamente, no han tardado en llegar las pérdidas. No hay ingresos por ticketing, el Museo también se encuentra cerrado y las ganancias por merchandising también han descendido notablemente.
Para paliar esta falta de ingresos, la entidad azulgrana decidió tramitar un ERTE para todos los trabajadores, y acordar un 70% de reducción salarial para todos los deportistas profesionales. Todo, para salvar unos presupuestos que corren grave peligro.
Foto de Josep Maria Bartomeu, presidente del Barça / TWITTER
Y más tras las nuevas informaciones, que explican que el Camp Nou podría no abrirse al público hasta, como mínimo, el próximo mes de noviembre. Una decisión que afectaría directamente a los ingresos por abonos, que asciende cada curso a más de 45 millones de euros.
Noviembre, la opción más optimista
Según el programa Tot Costa de Catalunya Radio, fuentes de dentro de la directiva explican que la versión más optimista habla de un campo con afición a mediados de noviembre. La pesimista, un partido sin público en Barcelona hasta febrero de 2021. Una opción que sería muy perjudicial económicamente para el Barça.
En este sentido, el plan económico con el que trabaja el club azulgrana ya tienen en mente la opción de que no puedan volver los aficionados a l'Estadi hasta el año que viene. Por eso, ya se barajan las alternativas al cobro de los pases de los socios. De primeras, no habrá cobro. Dependiendo de cuándo vuelva el fútbol con afición, se cobrará la mitad o la proporción de los encuentros que se hayan podido disputar.
El Camp Nou vacío / EFE
Por tanto, están informaciones prácticamente aseguran que, si se acaban las competiciones este curso, serán a puerta cerrada. Si todo va bien, la 2020-2021 empezará con la misma dinámica, pero los equipos podrían acoger a sus aficionados después del primer tercio de campeonato. Incluso se tiene en cuenta otro escenario, que sería limitar el aforo, pero todavía no es una posibilidad real.