Regreso a la titularidad agridulce para Philippe Coutinho. Con Hansi Flick en el banquillo, el brasileño ha perdido mucha importancia y es un suplente habitual, pero contra el Hoffenheim (0-6) salió de inicio en un once con algunas rotaciones. Se reivindicó con una gran primera parte.

El Bayern de Múnich fue una auténtica apisonadora. En el minuto 15 ya iban ganando por tres goles de ventaja: Gnabry, Kimmich y Zirkzee. Un cuarto de hora más tarde puso el cuarto en el marcador  el ex del Barça antes de ir al descanso. Justo reiniciar el juego, ya en el segundo tiempo, marcaba el segundo gol de su cuenta particular.

El protagonismo del partido no estuvo en los jugadores sino en la grada. Se interrumpió dos veces el encuentro debido a los insultos bávaros al presidente del Hoffenheim, Dietmar Hopp. Fue insultado mediante cánticos y pancartas hasta que el colegiado decidió parar el partido.

Momentos de tensión

Los aficionados del Bayern de Múnich protestaban debido al fútbol-negocio en Alemania. Para rebajar el nivel de tensión, la directiva formada por Oliver Kahn, Hasan Salihamidzic y Karl-Heinz Rummenigge fue a la grada visitante llegando a encararse con sus propios aficionados ultras.

Rummenigge y Hopp en el Hoffenheim-Bayern / EFE

Rummenigge y Hopp en el Hoffenheim-Bayern / EFE

El presidente de los locales tiene en su poder el 96 por ciento del Hoffenheim. En el país germano hay una ley que limita la propiedad de un equipo al 51% pero Hopp es una excepción. El presidente es cofundador de la empresa gigante de software SAP, que lleva invirtiendo más de 20 años en el club.

Protesta

Los jugadores, ante todos estos insultos, decidieron irse al túnel de vestuarios cuando quedaban 15 minutos de partido. Volvieron al césped, pero el partido no se reanudó con normalidad. Los jugadores se iban pasando el balón entre ellos, haciendo rondos e incluso hablando en el centro del campo.

Los jugadores del Hoffenheim y el Bayern de Múnich en el partido / EFE

Los jugadores del Hoffenheim y el Bayern de Múnich en el partido / EFE

Con casi total seguridad el Bayern será sancionado, pero Rummenigge se quiso desmarcar de sus aficionados públicamente: “Siento vergüenza. Le he pedido disculpas a Dietmar Hopp. Es indefendible. A esta gente no se le ha perdido nada, pero absolutamente nada, en un campo de fútbol. Actuaremos con la dureza y severidad necesaria”.