El Barça visita este martes un estadio único y con mucha historia. Leo Messi y compañía visitan San Paolo, en Nápoles, una ciudad que respira fútbol a raudales. Para ellos, este deporte y su club van estrechamente a la figura de uno de los grandes de este deporte: Diego Armando Maradona.
En los últimos años se ha avivado el debate entre Messi-Maradona y quien es mejor. Si en Barcelona no hay dudas de eso, tampoco las hay en la ciudad napolitana. Para ellos, el Pelusa está a años luz del 10 azulgrana. Recuerdan con gran cariño los siete años que estuvo en Italia.
De Barcelona a Nápoles
Maradona guarda un pasado en los dos clubes. Jugó en el Barça de la temporada 1982 a la 1984, cuando fichó por el Nápoles. Es el único jugador que ha sido traspasado directamente entre los dos clubes. En su etapa como azulgrana -donde nunca sacó el rendimiento visto con Argentina- levantó tres títulos: la Copa del Rey, la Copa de Liga y la Supercopa de España.
Maradona celebrando un título con el Nápoles / Redes
Sí que es visto como una leyenda en Nápoles, un club que no era del primer nivel y donde ahora es un símbolo eterno. En siete temporadas disputadas en San Paolo, el Pelusa marcó 115 goles y levantó títulos nacionales e internacionales como dos ligas italianas, una Copa de Italia, una Supercopa de Italia y una Copa de la UEFA. El scudetto fue el primero de su historia.
En 1986 se consagró como el mejor futbolista del mundo y una de las mayores leyendas de la historia de este deporte. Levantó el Mundial con Argentina en México y a ese título se le debe sumar un doblete con los napolitanos, una autentica gesta en Italia. Hasta ese momento, solamente lo había conseguido el Torino, la Juventus y el Inter.
Maradona fue un emblema del club y de la ciudad, donde todavía hoy se pueden ver pintadas y homenajes. Se comprometió con el sur de Italia y rechazó en numerosas ocasiones suculentas ofertas como una de Silvio Berlusconi y el AC Milan. Renovó hasta 1993 con un sueldo de cinco millones de dólares anuales hasta que tuvo serios problemas con las drogas.
El amargo adiós a Nápoles
Tras el Mundial de 1990, el 10 argentino cambio de representante y se sucedieron los episodios extradeportivos. Tras ganar la Supercopa de Italia con el Nápoles, la leyenda se sometía a un control antidopaje y por primera vez en su carrera daba positivo en cocaína. La Federación italiana le impuso una sanción que lo alejaría de los estadios durante quince meses.
En verano de 1992 ya podía regresar a los terrenos de juegos, pero Maradona quiso dejar Italia -y sus problemas- y recalar en un equipo sin tanta exigencia. El escogido fue el Sevilla que pagó la suma de 7,5 millones de dólares. El club napolitano se negó a traspasarlo y tuvo que intervenir la FIFA para desatascar el conflicto.