La Copa del Rey fue un visto y no visto para el FC Barcelona. El equipo azulgrana se desplazó hasta Málaga con la ilusión de levantar el primer título de la era de Nikola Mirotic. Los catalanes eran, además, los vigentes campeones del torneo después de derrotar al Real Madrid en una final muy polémica la pasada temporada.
La experiencia del Barça en la Copa duró dos horas. El conjunto culé fue apeado en cuartos de final por un Valencia que dominó el partido prácticamente en su totalidad. El resultado final (78-82) no reflejó la superioridad de los de Ponsarnau. Los de Pesic lucharon, plantaron cara y no se rindieron en ningún momento. Pero jugar, en el sentido más artístico de la palabra, jugaron poco.
Espejismo
Y eso que el partido no pudo empezar de mejor forma para los intereses del FC Barcelona. El conjunto azulgrana comenzó muy acertado en el triple y tras los primeros cuatro minutos mandaba en el marcador (11-3). El buen inicio se quedó en eso, un buen inicio. Valencia reaccionó rápidamente de la mano de San Emeterio y a final de cuarto ya marchaba por delante en el electrónico (18-19).
Brandon Davies frente a Bojan Dubljevic / EFE
En el segundo cuarto llegó el colapso en ataque de los catalanes, mientras el cuadro taronja culminaba todas las jugadas. Tobey, con seis puntos, fue el principal artífice del espectacular parcial que los de Ponsarnau endosaron a los de Pesic (0-13). Con 18-32, el Barça despertó de su letargo y reaccionó.
La respuesta fue coral. Todos y cada uno de los azulgranas sobre el parqué aportaron, ofensiva y defensivamente. En un abrir y cerrar de ojos se pasó al 25-35, Mirotic acercó a los suyos con un triple espectacular y Delaney culminó la remontada con otro tiro desde los 6,75 que significó el empate a 38. Doornekamp, también desde la línea de tres, dio ventaja al Valencia antes del descanso (38-41).
Exhibición
Tras la reanudación, empezó la exhibición de Nikola Mirotic. Fue para lo que se le fichó. El hispanomontenegrino se echó el equipo a la espalda y volvió loco a Maurice Ndour. Estuvo imparable. Las metió desde dentro de la pintura, desde fuera, con oposición o sin ella. Puso a los culés por delante, algo que no se veía desde el primer cuarto.
El Valencia celebra su victoria ante el Barça / EFE
El Valencia no se arrugó. Dubljevic, menos. El pívot montenegrino sostuvo a los suyos y, con cinco puntos, volvió a ponerlos por delante (52-59). Allí empezó el cortocircuito azulgrana. Valencia volvió a dominar el encuentro en las dos parcelas y el FC Barcelona fue incapaz de encontrar el acierto de cara al aro. Estuvo los seis últimos del primer parcial sin anotar (52-64).
Los 12 puntos de desventaja fueron una montaña demasiado alta de escalar para el conjunto catalán. Endureció el juego en defensa, pero seguía negado de cara al aro y el Valencia lo torturó a través del rebote ofensivo. Las distancias no se reducían y las prisas y la precipitación se apoderaron del FC Barcelona, que llegó a fallar cuatro triples en poco más de diez segundos.
De locos
El empuje azulgrana acabó deparando un final de infarto. Con el 69-78 parecía todo perdido, pero el cuadro catalán no arrojó la toalla y asfixió al Valencia hasta el último segundo. Literalmente. A falta de diez segundos, con 74-79 en el marcador, Hanga anotó un triple milagroso que dio esperanzas a los culés.
Al triple le siguió una falta sobre Doornekamp. El jugador taronja anotó el primero, pero falló el segundo. En el contragolpe, cuando Higgins se disponía a tirar de tres, Abalde lo paró con una falta. El americano encestó el primero, pero falló el segundo. Él, expresamente. Mirotic no pudo cazar el rebote y, finalmente, Abalde culminó la victoria con dos tiros libres (78-82).