La secretaría técnica del Barça seguramente respiró de alivio tras un mercado de fichajes de invierno desastroso. Las bajas de Luis Suárez y Dembelé pusieron de manifiesto la mala planificación deportiva del club culé, que demostró actuar sobre la marcha y sin ningún tipo de planificación.
En este sentido, Abidal no cumplió el principal objetivo que se le encomendó cuando empezó 2020: el traer un nuevo ariete para suplir la baja del delantero uruguayo, que no reaparecerá hasta el curso que viene. Se tuvieron en cuenta muchos nombres, pero el que sonó más fuerza fue el jugador del Valencia Rodrigo. No obstante, cuando el Barça decidió no aceptar las pretensiones económicas del club ché, se quedaron sin tiempo y sin opciones. Y finalmente, se apostó por no incorporar a ningún futbolista. Una decisión todavía más criticada tras la reciente nueva lesión de Dembelé, que podría obligar, esta vez sí, al conjunto azulgrana a acudir al mercado.
Eric Abidal en un acto / EFE
El resultado global del mercado de fichajes de invierno en el Barça fue negativo. Y no solo por el caso del delantero. A nivel futbolístico, el equipo y la cantera salieron muy perjudicadas tras la marcha, a un precio muy bajo, de Carles Pérez y Abel Ruíz. También se marcharon como cedidos Wagué, Todibo y Carles Aleñá. Y los 25 millones que sacaron por ellos (y más) se gastaron por dos jugadores con mucha proyección pero sin experiencia en la élite europea y sin conocimiento del estilo Barça: Trincao y Mattheus Pereira.
Malas formas en el caso del entrenador
La actuación del club culé tampoco fue modélica en cuanto al despido de Ernesto Valverde. Se filtraron imágenes de que Abidal y el CEO del Barça, Oscar Grau, estaban negociando con Xavi Hernández en Qatar mientras el Txingurri todavía era entrenador azulgrana. Y no solo con él, sino que aparecieron hasta diez nombres con los que la directiva culé se puso en contacto para ocupar el banquillo del Camp Nou, antes de que Valverde se marchase.
Ernesto Valverde en un partido del Barça / EFE
Por otra parte, aunque tanto la plantilla como la mayoría de aficionados consideraron que la salida del extremeño era necesaria; también estuvieron de acuerdo en qué las formas no fueron las adecuadas para un técnico que dedicó más de dos años al proyecto y trajo dos Ligas a las vitrinas del Camp Nou. Un comunicado a altas horas de la noche y ni siquiera un acto de despedida hicieron que el conjunto azulgrana no estuviese a la altura.
Consigue enfadar incluso a Messi
La gota que colmó el vaso se produjo hace pocos días. El departamento de comunicación del Barça acordó con dos periódicos (Sport y Mundo Deportivo) una entrevista con Abidal para que el francés lavase su imagen. Pero no hizo más que empeorarlo todo.
Abidal y Messi van por caminos separados / ARCHIVO
El secretario técnico protagonizó unas declaraciones muy duras contra los jugadores que despertaron el enfado hasta de Leo Messi. El argentino actuó de capitán y líder y dio un palo épico a Abidal, de forma pública, a través de su Instagram. Josep María Bartomeu tuvo que entrar en escena para que el incendio no fuera a más, pero indudablemente quedó el vesturario todavía más distanciado de la directiva, con un Eric Abidal en el punto de mira de todas las polémicas.
La afición se carga a Abidal
En este sentido, la opinión de la afición del Barça es clara: Abidal no debe seguir en el puesto. La hinchada culé no le pasa ninguna más, y creen que el club azulgrana debería tomar medidas y despedirle. La falta de previsión y el indudable distanciamiento con la plantilla son dos argumentos de demasiado peso por lo que el francés debería dejar su puesto de secretario técnico, según se pudo ver en la encuesta publicada en Twitter por Culemanía. Hasta el 55% de los votantes apostaron porque la directiva prescindiese de sus servicios.
De momento, la decisión de Bartomeu es contraria a la de la afición: decidió confirmar al galo en el puesto. Al menos de momento. Pero la situación en el Barça es cada vez de más urgencia y todo hace indicar que Abidal podría ser el primero en caer, en caso de que las cosas vuelvan a empeorar.