A finales del curso pasado la Real Federación Española de Fútbol anunció que la Supercopa de España se disputaría en Arabia Saudí, un país bajo un régimen monárquico absoluto donde los derechos humanos quedan en entredicho. Los saudíes pagaron 40 millones al acoger esta competición.
Actualmente, el país está en periodo de abrirse al exterior y limpiar su imagen a base de dinero e inversiones. No solamente han acogido este torneo, sino que también celebran la Supercopa de Italia, el Dakar o diferentes torneos de tenis. En 2021 también acogerán un Gran Premio de Fórmula 1.
Luis Rubiales presentando la Supercopa de España en Arabia Saudí / EFE
La celebración de la Supercopa desató numerosas críticas, que han tenido varias consecuencias. Operadoras como RTVE, Mediapro o Mediaset España no quisieron emitir la competición y no se pudo ver ni las semifinales y la final en países como Francia, Bélgica, Canadá, Suiza o Alemania por boicot.
Arabia Saudí es un régimen totalitario que no respeta los derechos humanos. Hay ausencia de libertad de prensa, una gran represión, torturas a encarcelados y una dura legislación contra los activistas. A pesar de todo eso, la imagen que deja esta competición -y que muchos se han encargado de promover- es la felicidad de las mujeres de entrar a un estadio por primera vez. Una pizca de esperanza.
El papel de la mujer
Más allá de los partidos disputados, todos los focos estaban en las gradas donde por primera vez en la historia se dejaba acceder libremente y sin restricciones a las mujeres en el estadio King Abdullah. En un país con ley islámica, las mujeres empiezan a ganar un poco de espacio de libertad e igualdad.
Imagen en las gradas de la Supercopa de España 2020 / EFE
Muchos aseguran que la mentalidad de la gente está cambiando y que las jóvenes -la mayoría de las mujeres que accedieron al estadio- ya no tienen miedo a las posibles represiones del régimen. Eso sí, todas aquellas de religión musulmana llevaban el pelo tapado con un hiyab o niqab, un velo que les tapaba toda la cara.
Como modo de anécdota cabe destacar que las instalaciones no estaban preparadas completamente para acoger mujeres. No se contaba con su presencia cuando se construyó el estadio y se tuvieron que habilitar algunos baños para el sexo femenino.
Queda un enorme camino para conseguir la igualdad de mujeres y hombres en Arabia Saudí pero la celebración de esta competición invita al optimismo. Por primera vez en la historia de su país, pudieron acceder al estadio y disfrutar como es debido de un espectáculo pensado y abierto a todos.