El Tsunami prometido quedó en una ola que llegó a la orilla con apuros. Tras lograr que el clásico previsto para el 26 de octubre se aplazara al 18 de diciembre, la plataforma convocó una nueva movilización en los aledaños del Camp Nou cuatro horas antes de que el FC Barcelona se midiera al Real Madrid.
La previa del encuentro se desarrolló sin incidentes. Los jugadores de ambos equipos y los árbitros pudieron llegar al feudo azulgrana sin apuros. El público tampoco tuvo problemas para entrar al estadio. El propio Tsunami había dicho claramente que era imprescindible que el partido se disputara para llevar a cabo sus acciones.
Una de ellas fue lucir las cartulinas de "Spain, sit and talk" que la organización había repartido en las entradas del Camp Nou. La otra consistió en paralizar el clásico durante cerca de un minuto y medio con el lanzamiento de pelotas amarillas en la segunda mitad. Obviando los incidentes protagonizados por radicales independientes a Tsunami fuera del estado, todo quedó ahí.
Multa y apercibimiento
Pese a que no tomó la dimensión prevista, el FC Barcelona ha acabado pagando por las acciones de la organización catalana. Este viernes, el Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol impuso una multa de 1.500 euros al club azulgrana por alteración del orden del encuentro de carácter grave en el clásico. Además, amenaza con cerrar el Camp Nou si se repiten las acciones.
El castigo se debe a lo que sucedió en el minuto 55 del choque contra el Real Madrid. El colegiado, Alejandro Hernández Hernández, apuntó en el acta que "en el minuto 55, el encuentro estuvo detenido durante un minuto y treinta segundos debido al lanzamiento, por parte del público, de balones al terreno de juego".
Aficionados del Camp Nou con pancartas de Tsunami Democràtic / EFE
La decisión de Competición se produce en cumplimiento del artículo 101.2 del Código Disciplinario, que señala que "se considerará infracción de carácter grave y será sancionado con multa en cuantía de hasta 3.000 euros y apercibimiento de clausura, el lanzamiento de varios balones, o de cualquier otro elemento al terreno de juego procedentes de la grada, con independencia de si el juego está o no detenido".
Así pues, el FC Barcelona acaba pagando los platos rotos de la acción de Tsunami Democràtic. Está advertido: si vuelve a suceder algo parecido, no les temblará la mano a la hora de cerrar el Camp Nou.