El primer partido más esperado del año se saldó con un decepcionante empate a cero en el Camp Nou. Barça y Madrid no fueron capaces de mover el marcador inicial pese a que contaron con diversas ocasiones, y terminaron por repartirse los puntos tras un duelo de lo más descafeinado.
El partido estaba marcado ya desde hacía días por las amenazas de Tsunami Democràtic, quienes pretendían protagonizar diversos actos independentistas antes, durante y después del clásico. Es por ello que la venta de entradas se redujo considerablemente, dado que muchas personas prefirieron no asistir, por miedo a lo que pudiera producirse dentro del estadio.
Los turistas, por su parte, se ausentaron en su mayoría para evitar verse envueltos en conflictos políticos que no son de su incumbencia, y las gradas se llenaron de aficionados catalanes casi en su totalidad. Los socios con asiento no usaron su opción del ‘Seient Lliure’ y se personaron al Camp Nou para vivir en primera persona uno de los mejores duelo de Europa.
Muchos de los seguidores locales apoyaban además los planes que Tsunami Democràtic tenía pensado llevar a cabo durante la celebración del match, por lo que de ningún modo quisieron perder se una noche que se preveía movidita.
El clásico más político
Antes del encuentro se vivieron algunos episodios como la ‘entrega’ de excremento de burro a los periodistas de La Sexta, por parte de un integrante del grupo separatista radical Lliris de Foc. También se vieron bandera con el lema ‘Spain, sit and talk’ o el intento de colar al estadio caretas de Messi, tal vez para no ser identificados si se proponían realizar algún acto de protesta.
Finalmente, el partido transcurrió casi con total normalidad, salvo por el lanzamiento de alguno balones amarillos, allá por el minuto 15 de la segunda mitad. Unas 40 pelotas de playa cayeron desde diversos puntos de la grada e inundaron brevemente el terreno de juego, aunque pronto fueron retiradas y el duelo prosiguió sin ningún tipo de problema.
Los cánticos de ‘independència’ y de ‘’llibertat, presos polítics’ se sucedieron a lo largo de toda la noche, mientras el público mostró un gran número de banderas independentistas y algunas pancartas con frases que demostraban su descontento hacia el gobierno español.
Por todo ello es por lo que las gradas del Camp Nou acogieron en la noche del pasado miércoles a tantos aficionados catalanes. No sólo por la importancia y expectación que acarrea un clásico, sino porque el feudo azulgrana se presentaba una vez más como el mayor altavoz para las reivindicaciones independentistas