Días difíciles para Robert Moreno. Este lunes dirigió su último partido como entrenador de la Roja y se enteró de que dejaría el cargo a Luis Enrique. El catalán se mostró sorprendido de cómo le informaron la decisión y rompió a llorar mientras se despedía de sus jugadores. Tampoco asistió a la rueda de prensa ni a la reunión del martes con Luis Rubiales y José Francisco Molina en las Rozas para tratar la situación.
Este miércoles por la tarde quiso dar su versión de los hechos evitando cualquier polémica. No está acostumbrado a estar en el foco del debate y no quiere que le cuelguen la etiqueta de un entrenador que genera conflictos. Explicó que se va “con la consciencia tranquila” y recalcó que las victorias de Lucho “serán las nuestras”.
Robert Moreno entrenando la selección española / EFE
El próximo miércoles 27 de noviembre será la presentación de Luis Enrique como nuevo seleccionador español. Se espera que el asturiano de alguna pista de como han sucedido todos los hechos y explique quien será su segundo entrenador. Todas las informaciones apuntan que volverá Juan Carlos Unzué, con quien ya compartió banquillo.
El finiquito
En rueda de prensa de este martes, el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, explicó que Robert Moreno no asistió a la reunión que tenían programada para las 10 horas. Sí que fueron al encuentro dos de los abogados del entrenador con intención de poner fin a la vinculación contractual.
El que fue segundo del Lucho estuvo 152 días al cargo del combinado nacional cumpliendo el objetivo marcado: clasificar el equipo para la Eurocopa 2020. Recibió medio millón de euros por rescindir su contrato, pero tuvo que firmar antes una cláusula de confidencialidad y frenar sus impulsos.
Una foto de Luis Rubiales y Robert Moreno, tras anunciar la renuncia de Luis Enrique / EFE
Lo que queda clara de la reacción de Robert Moreno es que está muy dañado por todo lo que se ha vivido. Ni siquiera se quedó en Madrid tras el partido contra Rumanía, viajó directamente a Barcelona y mandó a dos de sus abogados a la reunión de la ciudad deportiva.
Un futuro por delante
El catalán solo tiene 42 años y tiene un futuro por delante en los banquillos. Siempre ha estado en la sombra de Luis Enrique, pero cuando ha tenido que demostrar sus ideas y su carácter lo ha hecho con total seguridad. Solo ha cedido dos empates y el resto han sido victorias. El equipo está clasificado y se va con la consciencia tranquila.
Tras unos meses de estrés y gran presión, ahora se irá preparando mentalmente con el objetivo que le ofrezcan un banquillo con el que empezar. Queda totalmente descartado su regreso con el asturiano y ahora ya vuelta por libre. Un entrenador con filosofía Barça que espera una primera experiencia como líder en los banquillos.