Crisis en la Real Federación Española de Fútbol. Robert Moreno deja el cargo como seleccionador español. Vuelve Luis Enrique Martínez entre tensiones, inmerso en un mar de dudas a su alrededor, en lo que se prevé un desenlace fatal por una amistad que puede ser irreconciliable.
Desgraciadamente, la situación evoca al fatal desencuentro que protagonizaron Pep Guardiola y el fallecido Tito Vilanova en 2012. Entonces, Tito decidió asumir el cargo de Pep y fue anunciado como su relevo en la misma rueda de prensa en que el de Santpedor se despidió de la afición. Aquello generó un terremoto irreversible.
Una falta de comunicación, con el presidente Sandro Rosell y el director deportivo Andoni Zubizarreta moviendo los hilos por detrás, propició que Tito no informase a su amigo Pep de que había aceptado ser su sucesor en el cargo. Ello supuso la ruptura de su relación.
Da la sensación que en el desencuentro entre Luis Enrique Martínez y Robert Moreno que este martes 19 de noviembre se hace definitivamente oficial, también hay de fondo un gran problema de comunicación. Y, más allá de eso, posiblemente hay un problema de ego.
Tito Vilanova y Pep Guardiola cuando entrenaban juntos al Barça
El paso de los días se encargará de resolver las incógnitas y disipar las dudas pero todo hace pensar que la amistad entre Moreno y Luis Enrique llega a su final a menos que uno de los dos tienda la mano la otro. Cosa que, al parecer, todavía no ha sucedido.
La imagen de Robert Moreno despidiéndose de sus jugadores entre lágrimas el lunes por la noche tras golear a Rumanía (5-0) genera un cisma que lleva a pensar mal de la gestión del presidente de la RFEF, Rubiales, del director deportivo, Molina, y del propio Luis Enrique. Sin embargo, ¿cuál es el origen real de ese desencuentro?
Cronología de hechos
Si nos remontamos a la cronología de hechos, recordaremos que hace ya cinco meses que Luis Enrique decidió dar un paso al lado, renunciar al cargo de seleccionador y dejarlo en mano del que era su segundo hasta entonces, Robert Moreno. El técnico asturiano dijo adiós a sus funciones por la enfermedad mortal de su hija de nueve años, Xana, que falleció el pasado 29 de agosto víctima de osteosarcoma, lo que viene a ser un cáncer en los huesos.
A partir de ese momento se han desarrollado una serie de acontecimientos todavía inexplicables. Rubiales insiste en que siempre dijo que Luis Enrique tendría las puertas abiertas para volver y el propio Robert comentó que se haría a un lado si Luis Enrique así lo decidía. Y el momento ha llegado. La síntesis es que Lucho ha decidido volver y Robert se ha hecho a un lado.
Sin embargo, lo esperado hubiese sido que Robert y Luis Enrique tuviesen la buena comunicación que se les presupone y se pusiesen de acuerdo para seguir trabajando de igual forma a cómo lo hicieron en el pasado: como primer y segundo entrenador. Y no ha ocurrido.
Desde el entorno de Luis Enrique se ha filtrado un desarrollo de los hechos que no habla en favor de Robert. Lo primero, que el propio Moreno se enteró de que Luis Enrique quería volver al cargo a finales de septiembre, más o menos un mes después de la muerte de Xana.
Al parecer, Moreno se enteró a través de un amigo común de ambos, pero no se lo dijo el propio Luis Enrique. Posteriormente, Moreno informó de esta situación a Rubiales y Molina, que han reconocido que se enteraron de la voluntad de volver de Lucho por él.
¿Una llamada no contestada o una traición?
Sin embargo, aún hay más. Las mismas filtraciones apuntan que Luis Enrique llamó personalmente a Moreno, y éste nunca le contestó al teléfono. Este hecho es el más difícil de entender y el que parece ser detonante de lo que ha terminado ocurriendo. ¿Por qué Moreno no habló con Luis Enrique? ¿Acaso tenía miedo de que le arrebatase el puesto?
A partir de ahí, siguió la incomunicación. Pero Moreno se iba enterando de los movimientos de Luis Enrique. Hasta el punto de que Lucho ya tenía acordado quién sería su segundo en el banquillo, Juan Carlos Unzué. Hecho éste que dejaba a Robert fuera de juego.
Todo explotó durante el fin de semana, cuando le preguntaron a Rubiales si Moreno se sentaría en el banquillo de España durante la Eurocopa. Rubiales dijo que no lo sabía. Pese a ello, Robert confesó tener confianza total en la RFEF. Hasta que la perdió.
Moreno dirigió a España contra Rumanía sabiendo que iba a ser su último partido. Molina le citó para reunirse con él este martes a las 10 de la mañana. Robert no se presentó y mandó a dos abogados a la reunión para negociar su rescisión contractual. La decisión de no seguir la comunicó el domingo y ello llevó a Rubiales a pedir a Luis Enrique la confirmación sobre su regreso que fue anunciada este martes. Una gestión pésima que acaba de la peor manera posible y empaña el regreso de Luis Enrique a la selección española.