El Barça no mereció perder contra el Slavia de Praga, pero poco le faltó. Los pupilos del Txingurri Valverde cuajaron un partido paupérrimo ante su gente, en un Camp Nou con 67.000 espectadores que hicieron el esfuerzo de acudir pese al mal horario que puso la UEFA.
Muchos aficionados marcharon del estadio antes del pitido final. Buena parte de la hinchada estaba triste y decepcionada con el juego de un equipo que ofrece claros síntomas de impotencia. La inoperancia de muchos de los jugadores y del propio entrenador a la hora de encontrar soluciones futbolísticas ha generado una ola de pesimismo.
El Barça juega cada vez peor y el vestuario intenta tapar las malas sensaciones amparado en los resultados. El mismo discurso que emplea Valverde se lo hizo suyo un Gerard Piqué poco autocrítico.
A continuación, el resumen de un partido que dejó muy mal sabor de boca y donde tan solo Messi, Ansu Fati y De Jong hicieron méritos para evitar el suspenso.