Se cumplieron los pronósticos. Antes del inicio de la Copa América, incluso tras la lesión de Neymar, los expertos coincidían en situar a Brasil como la gran favorita de la competición. Y seis partidos después, con unas estadísticas apabullantes (12 goles a favor y solo uno en contra), la canarinha levantó el título, el noveno de su historia, en Maracaná ante su afición.
Tras superar a Paraguay en cuartos de final y a Argentina en semifinales, en la final aguardaba Perú, la gran revelación del torneo. La blanquirroja plantó cara, pero en ningún momento puso contra las cuerdas a una Brasil que tuvo el encuentro bajo control durante los 90 minutos, tuviera 11 o 10 hombres sobre el terreno de juego (3-1).
Arthur, conector
Como sucede en este tipo de encuentros, los primeros minutos fueron de tanteo. Cada uno de los conjuntos comprobó cuáles eran las virtudes y flaquezas del rival y, a partir del minuto 10, la canarinha se echó hacia delante en busca del primer gol. La defensa peruana, muy bien ordenada, no se lo puso nada fácil. Los de Tite tuvieron que recurrir al talento individual de Gabriel Jesus para abrir el marcador. Corría el 15' cuando el del City cayó a la derecha, dejó sentado a Trauco y puso un centro fabuloso para que Everton, solo en el segundo palo, rematara a placer.
Los jugadores de Brasil celebran el primer gol, obra de Everton / EFE
El tanto fue un duro golpe para la blanquirroja, cuyo único plan parecía ser aguantar el empate y buscar una ocasión que le diera el título. Con el paso de los minutos se repuso y empezó a ganar peso en el encuentro, pero la falta de talento individual y la poca velocidad con el balón en los pies lo complicaba todo. Necesitaban un milagro para crear peligro. Y llegó. En la que fue una de sus primeras llegadas al área, Thiago Silva tocó el balón con la mano y el colegiado señaló penalti. Guerrero, infalible de los once metros, engañó a Alisson y rompió la imbatibilidad de Brasil (43').
La canarinha no tardó nada en reaccionar, y antes de llegar al descanso se puso por delante en el marcador por segunda vez en el encuentro. Firmino, inteligente como pocos, birló el balón a Yotún en el centro del campo y se lo cedió a Arthur. El azulgrana, uno de los mejores en la final, condujo el esférico hasta el área contraria y espero al momento justo para dejar solo a Gabriel Jesus ante Gallese. Y el delantero citizen no falló.
Coutinho, participativo
Ya sin la necesidad de anotar otro gol, Brasil calmó el ritmo del encuentro en la segunda mitad, aunque sin renunciar en ningún momento a buscar la portería rival. De hecho, en el primer cuarto de hora tras la reanudación estuvo mucho más cerca el tercero de la canarinha que el segundo de Perú, que ni siquiera podía hilar jugadas demasiado largas.
Coutinho en un lance de la final de la Copa América / EFE
En esta fase del encuentro el más destacado fue Philippe Coutinho, que volvió a dar chispazos de su calidad. El azulgrana estuvo muy participativo y no se escondió en ningún momento. Encaró y regateó a los rivales en diversas ocasiones, y buscó el gol con mucha insistencia. De hecho, si algo se le puede recriminar al 11 brasileño es que en muchas jugadas pecó de invididualista, y prefirió buscar el disparo aunque estuviera mal colocado antes que cedérsela a sus compañeros.
Con 11 y con 10
Cuando Brasil tenía el control del encuentro y parecía tener la Copa América bajo el brazo, se produjo la expulsión de Gabriel Jesus, el mejor de la verdeamarelha en las semifinales y la final, aunque el MVP se lo llevó Dani Alves. El colegiado interpretó que el delantero soltó un codazo en una disputa aérea y le mostró la amarilla, la segunda del encuentro.
Con 11 o con 10, los de Tite siguieron siendo netamente superiores a Perú, que en ningún momento llegó a estar cerca del empate. De hecho, el poco peligro que se ocasionó en los últimos 20 minutos lo creó Brasil. Richarlison, en el 89', sentenció el encuentro tras convertir un penalti cometido sobre Everton.
Después de 12 años de sequía, la canarinha volvió a la cima del fútbol sudamericano. Brasil supo sufrir, golear, defender y hacer lo que hiciera falta para ganar los encuentros. Y de esta manera logró su noveno título.