No son favoritos. Argentina arrancará la Copa América con la misma exigencia de cada edición, pero sin una presión añadida que se ha infligido en el combinado albiceleste en los últimos años con la presencia de Leo Messi en el equipo. Dos finales perdidas ante Chile, uno de los candidatos a revalidar el título, y el fiasco del Mundial de Rusia ponen a la selección argentina en una posición inferior a la habitual.
Un escenario que, a priori, coloca a otras selecciones por delante de la mítica albiceleste, pero que a su vez podría suponer una ventaja psicológica. La limpieza de Lionel Scaloni al frente del combinado sudamericano ha sido notable. Muchas caras nuevas, muchos jóvenes y pocas 'vacas sagradas' a excepción del capitán, y sus dos mejores socios, el Kun y Di María.
Y con una plantilla tan joven y tan inexperta, Argentina es de las selecciones que menos presión tiene, pero más debe demostrar. Con Uruguay, Chile o Brasil como favoritas, la albiceleste ha pasado desapercibida durante las semanas de preparación, pero la situación les sonríe.
Expectantes
Con Leo Messi en el verde todo es posible, pero mientras sus rivales se hacen fuertes a base de victorias, Argentina camina hacia el mismo camino. El amistoso ante Nicaragua (5-1) dejó muy buenas sensaciones y mientras el equipo cuaja poco a poco, desafortunadamente otros pierden efectivos.
Neymar, lesionado, con la selección brasileña / EFE
El principal candidato a alzar la Copa es Brasil, pero la baja de Neymar ha supuesto un varapalo para la canarinha. Una ausencia muy sensible y que marcará gran parte del juego de la seleçao. También parte como favorita Uruguay, con el ya recuperado Luis Suárez, una selección rocosa de por sí, pero que no tiene buenos recuerdos de pasadas ediciones.
El actual campeón, Chile, también superó a Haití en el último amistoso antes de la Copa. El objetivo principal es revalidar el título por tercera vez consecutiva, pero los tapados podrían evitar el logro. De momento, Argentina es una selección más. En reconstrucción y sin favoritismos para, sorprendentemente, su propio bien.
Si el juego destaca en los primeros partidos el escenario cambiará para focalizarse de nuevo en el capitán y poner en él esa presión a la que está acostumbrado y tan poco le conviene, pero, de momento, tranquilidad.