El periplo de Antoine Griezmann en el Atlético de Madrid terminó este sábado en el Ciutat de València. 257 partidos, 133 goles y cuatro títulos es el botín de un futbolista que en el futuro será recordado como uno de los mejores que vistieron la zamarra rojiblanca. El francés no tuvo una despedida acorde a su rendimiento, aunque quizás sí a su comportamiento.
El galo, como el resto de sus compañeros, estuvo discreto durante sus últimos 90 minutos como colchonero. Apenas tuvo transcendencia con el balón y ni siquiera pudo despedirse con victoria (2-2). Para redondear el adiós, Griezmann fue pitado, tanto por los aficionados del Levante como los del Atlético de Madrid. La herida de los rojiblancos aún está abierta y por ahora son incapaces de perdonarle las formas de anunciar su marcha.
El fin de una era
Griezmann fue solo uno de los cuatro veteranos que vistieron la zamarra rojiblanca por última vez. Como en el caso del galo, la salida de Diego Godín, que se despidió del Metropolitano el pasado domingo, es segura, así como la de Juanfran. La continuidad de Filipe Luis es complicada, y Diego Costa, que ni siquiera jugó, cuenta para Simeone pero no parece entrar en los planes del club.
El Atlético de Madrid celebra el título logrado en el Camp Nou / EFE
Ellos cuatro, junto con Koke, eran los últimos exponentes de ese Atlético de Madrid que le ganó una Liga al FC Barcelona en el Camp Nou y que, de no ser por Sergio Ramos, habría logrado un doblete histórico. Dos años después, volvieron a caer de nuevo en la final, en esa ocasión en Milán, otra vez ante el Real Madrid y en penaltis. El Ciutat de València despidió a cuatro leyendas que permitieron competir a un equipo como el rojiblanco con los dos monstruos del fútbol español, que a su vez contaban con los dos mejores jugadores del siglo.
Se ha acabado un ciclo, continúe Filipe o no y pase lo que pase con Diego Costa. Así lo indicaron los resultados, las salidas no han hecho más que confirmarlo: cayeron en octavos de final de la Copa del Rey de forma dramática ante el Girona, aún peor fue la eliminación a manos de la Juventus y en Liga no han pasado de los 76 puntos, una cifra que les ha valido para ser segundos, más por demérito del Real Madrid que por mérito suyo.
Se marcha el pasado, el presente... y el futuro
Lo preocupante para los seguidores colchoneros no es que se marchen los futbolistas que se han puesto al equipo a la espalda en los últimos 10 años, sino que se irán también algunos de los que parecían destinados a tirar del carro en los próximos cinco. Empezando por Lucas Hernández, uno de los zagueros con más potencial del mundo, cuyo traspaso al Bayern de Múnich se confirmó hace meses.
Rodri lamentando una acción con el Atlético / EFE
Rodrigo Hernández, que llegó al Metropolitano el año pasado procedente del Villarreal, podría seguir los pasos del galo. Sería un golpe muy duro para el Atlético de Madrid, incluso más que el del defensa. Llegó como el sustituto de Gabi, a quien los colchoneros no han echado de menos siempre que ha jugado él. Su cláusula de 70 millones de euros resulta muy apetecible para cualquier grande de Europa.
Simeone no tendrá más remedio que agarrarse a Giménez y a la savia nueva que proporcionan inagotablemente las categorías inferiores del club. Mollejo, Montero y Camello, que debutó con gol en el Ciutat de València, dan ilusión a los colchoneros mientras intentan superar la melancolía proporcionada por la salida de sus mayores ídolos.