Barça y Real Madrid son instituciones muy distintas, pero su rivalidad y categoría de club de referencia mundial les hace caminar casi de la mano. Cuando pierde uno, se beneficia el otro, y viceversa. También comparten intereses en el ámbito deportivo, especialmente en materia de fichajes. Si un buen jugador viste de azulgrana, no viste de blanco.
Ese es el resumen a gran escala de dos clubs que son rivales eternos y que han vivido épocas más y menos gloriosas. Mientras en la capital catalana la nefasta temporada blanca se ha vivido como una fiesta paralela a los éxitos azulgranas, la debacle de Anfield ha abierto los ojos al barcelonismo.
Desde Barcelona se escuchaba el festejo de la capital al ver como el subcampeón de Europa eliminaba al Barça y evitaba así su posible triplete, ahora doblete y todavía por certificar ante el Valencia el 25 de mayo, para, tristemente, aliviar los males que les han atormentado en una temporada para olvidar. Doloroso, pero inspirador. El ejemplo perfecto para que el club catalán aprenda de su rival eterno.
Las similitudes
La Champions League no contará con ningún finalista español, como tampoco la Europa League --todos son de la Premier-- pero hay datos que el conjunto catalán debería observar para, si alguien todavía tiene dudas, mirar la situación del Santiago Bernabéu y ponerle fin antes de que se traslade, irremediablemente, a la capital catalana.
Dejando a un lado la marcha de Cristiano Ronaldo y la inesperada salida de Zinedine Zidane, Florentino Pérez ha llevado a cabo una política de fichajes casi nula durante los últimos cinco años. Mucho ahorro y efectivo en Concha Espina para incorporaciones de poco nombre con vistas al futuro, pero sin impacto inmediato en el equipo.
Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane tras ganar la Champions League con el Real Madrid / EFE
Con la Liga perdida desde antes de Navidad, fuera de la Copa del Rey a manos del Barça y humillados en Champions por el Ajax, hay datos que corroboran el por qué el Madrid necesita como agua de mayo renovarse este verano. El equipo titular ante los holandeses en el Santiago Bernabéu era de una media de 26 años, pero lo que llama la atención es otro dato: el último en ingresar en las filas blancas era Vinicius Jr, con media temporada en el Castilla y Courtois que es portero. El siguiente, Toni Kroos, quien ya lleva cinco años en Chamartín.
Las tres Champions consecutivas taparon las carencias de un equipo que no jugaba a nada y que comandaba la ambición de Cristiano. Un grupo asentado en su propia complacencia y que, salvando las distancias, transmite una sensación que empieza a trasladarse al Camp Nou.
Con margen de error
Anfield, definitivamente, marcará un antes y un después. Roma fue un caso aislado, Liverpool la repetición del mismo error con casi los mismos protagonistas. De hecho, la ventaja era la misma, el resultado fue similar, y las caras idénticas. Un poema. El Barça se ha reforzado a diferencia de los blancos, pero de los fichajes que llegaron el verano pasado a la Ciutat Esportiva tan solo tres han tenido incidencia directa en el juego: Lenglet --por la lesión de Umtiti--, Arthur y Arturo Vidal.
Arthur Melo y Arturo Vidal / EFE
Las vacas sagradas, a excepción de Messi, han dejado mucho que desear. Luis Suárez el primero. Incapaz de marcar en Europa --un único gol en toda la competición-- no tiene las mismas piernas que hace tres años. Busquets y Rakitic han acusado a final de temporada un bajón físico importante. Sergi Roberto ha demostrado no ser lateral derecho y Jordi Alba ha jugado a placer sin competencia alguna. Y la edad tampoco perdona. El once de gala de Valverde tiene una media de 31 años.
Una fantástica temporada que queda empañada por un partido humillante. El Barça ha fichado, pero tampoco han llegado recambios de garantías. Dembelé por Neymar Jr., Andrés Iniesta por Coutinho, Xavi por ningún jugador, y así sucesivamente. La diferencia la marca Leo, y la hegemonía en la Liga, pero la directiva debe tomar decisiones.
Renovarse o morir como ha muerto esta temporada el Madrid. Hay margen de error antes de tener aque acudir al mercado sin estrategia alguna y con las urgencias de las temporadas en blanco.