Victoria sufrida del Barça en Old Trafford que sirvió para lograr un hito histórico y a su vez dar una ligera ventaja al conjunto catalán de cara a la vuelta de cuartos de final de la Champions League del próximo martes. Una victoria por la mínima que no reflejó en el marcador la superioridad casi total del conjunto de Ernesto Valverde, especialmente en la primeraparte, pero que refuerza a un equipo que también supo sufrir.
Un tanto que acabó con la mala racha en el Teatro de los Sueños y que Suárez celebró como propio. La UEFA se encargó de rectificarlo --y bien hecho-- después de revisar las imágenes y ver que el lateral Shaw fue el último en contactar con el esférico antes que traspasara la línea de gol.
El estilo, innegociable
El Barça se presentó en Old Trafford con una idea clara de juego. La de siempre: posesión, asociación y asedio total al área de David De Gea. Un guión que se cumplió a la perfección durante casi toda la primera parte cuando el Manchester apenas había formulado ningún tipo de propuesta de juego y simplemente se dedicó a defender.
Y con los azulgranas volcados en campo rival llegó el primer gol. Un tanto que es una obra de arte hecha y fabricada en La Masía, de donde nace el juego azulgrana. Un total de 48 pases en los que todos los jugadores que alineó Ernesto Valverde en su once de gala participaron. Inició Ter Stegen, se rodó el balón en defensa, para pasar a la zona de tres cuartos en una constante vasculación de balón y que terminó con un pase filtrado de Sergio Busquetsa a Messi que centró para el cabezazo de Suárez.
Dos minutos y 14 segundos de posesión y juego posicional que en tres pases acabaron por derrumbar a la defensa local. Una obra de arte.