Ser jugador del Barça conlleva un cúmulo de ventajas y privilegios que atraen a las grandes marcas deportivas. Firmas consagradas en el mercado que iniciaron años atrás una caza de talento sin precedentes en busca de una inversión que se tradujera, con el paso de los años, en ingresos multimillonarios. Una praxis más que conocida y que se refleja en los ingresos de las grandes estrellas actuales, como Neymar Jr, Cristiano Ronaldo, Kyllian Mbappé o Leo Messi.
Todos cobran cifras estratosféricas por lucir las botas y ropa de sus patrocinadores personales que ven en ellos una influencia determinante como iconos deportivos para recuperar con creces estas inversiones en ventas. Una lucha constante por hacerse con los jugadores más cotizados y mediáticos. Sin ir más lejos, un claro ejemplo de ello es Leo Messi. Empezó su carrera como azulgrana a la edad de 14 años cuando debutó en la temporada 2001-02, hace ya 15 años, y en su ascensión hasta el primer equipo, el argentino jugó con las botas que la firma norteameriacana Nike le proporcionó. Un vínculo comercial que más tarde consiguió superar Adidas y que mantiene hasta el día de hoy con una gama única y exclusiva para el rosarino formalizada en un contrato vitalicio.
Un método muy extendido hoy en día, pero que ha llegado a límites insospechables. Una década atrás, marcas como Nike o Adidas esperaban a ver despuntar a las futuras promesas de los clubs en los filiales o en la División de Honor Juvenil para ofrecerles acuerdos comerciales, pero el superfluo mundo del deporte y los intereses económicos que conlleva también se ha trasladado a las categorías inferiores.
Sin filtro
La anticipación es fundamental para las marcas ya que los contratos que se firman con 16 años no alcanzan las desorbitadas cifras cuando los jugadores ya son profesionales. Asimismo, juega a favor de las empresas el vínculo comercial y emocional que esperan que fructifique en su carrera profesional. En otras palabras, "no es lo mismo asociarse con un jugador cuando tiene 15 o 16 años que cuando tiene 20. El vínculo con la marca y sus valores le han acompañado en su etapa de formación" explican fuentes conocedoras a este medio.
Una estrategia comercial lógica, pero que ha cambiado notablemente en los últimos años. La cantera del Barça, como la de otros grandes clubs europeos, es un reclamo y obsesión para las marcas que ahora quieren adelantarse a sus principales competidores. El objetivo ya han dejado de ser cadetes y juveniles y la voracidad de las firmas ya tienta a alevines y benjamines, es decir, jugadores que tienen entre 8 y 12 años y de los que se desconoce por completo si finalmente llegarán a la élite del fútbol. A esas edades es prácticamente imposible saberlo.
Una foto de Riqui Puig y Carles Aleñá en un entrenamiento del Barça / FCB
La cuestión se trata con el máximo secretismo posible. Desde el club evitan hacer aclaraciones al respecto alegando que los jugadores "son menores de edad y en este sentido no nos pronunciaremos" tras ser cuestionados por Culemanía. Una postura que también se ha trasladado a los padres y tutores legales de estos niños.
Acuerdos y preferencias
Mientras los futbolistas que superan los 16 años ya gozan de contratos remunerados con sus patrocinadores, otros tienen algunas ventajas que se dan por su condición de menores. No pueden cobrar ni ingresar beneficios por su actividad paralela a los estudios, pero las firmas han encontrado otras formas de contentar a los jugadores para acercar el acuerdo comercial y su imagen una vez cumplan los 16 años.
"En mi caso no tenemos un contrato, pero Nike nos da un vale, por llamarlo de alguna manera, de 1.000 euros que mi hijo puede utilizar para comprar botas y productos de la firma durante un año", explica un padre. La cantidad no está fijada y los acuerdos por esos vales dependen del jugador y el acuerdo al que se llegue con la familia.
Ilaix Moriba y Anssumane Fati celebrando un gol del Juvenil A / FC BARCELONA
Algo que también genera un extremo secretismo entre los padres de los pequeños azulgranas en la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Nadie quiere destapar sus privilegios y no es un tema que se comente en las gradas, explican a este medio y añaden: "No tienen ninguna obligación de vestir únicamente productos con la marca que tenemos el acuerdo, pero cuando tienes este dinero para usar, para qué comprar otra?" se cuestionan.
Una práctica que además también empiezan a utilizar otras multinacionales que ya han iniciado su puja particular por hacerse un hueco en el mercado. Mientras la firma norteamericana y la alemana, eternas competidoras, han copado el mercado durante los últimos 30 años, firmas como Puma --actual partner de Luis Suárez o Antoine Griezmann-- o New Balance también visitan con asiduidad las instalaciones azulgranas en busca de nuevos talentos.
La apuesta es clara, pero el mensaje puede ser equívoco. El negocio del fútbol también pone en peligro la carrera de los más pequeños que, no hay que olvidar, son un proyecto deportivo de futuro, pero juegan por diversión.