El tiempo lo cura todo menos a la selección argentina. Leo Messi volvía a la albiceleste 265 días después de caer en octavos de final del Mundial ante Francia, pero todo sigue igual. El combinado del 10 sigue dando demasiadas concesiones en defensa y continúa siendo extremadamente dependiente de lo que sea capaz de generar el azulgrana.
Argentina y Venezuela se enfrentaron en un amistoso en el Wanda Metropolitano donde el principal atractivo era el retorno de La Pulga. Los de Scaloni tuvieron el balón y la vinotinto, el acierto de cara a puerta. Messi y compañía fueron a remolque durante la gran parte del encuentro (1-3).
Messi, ausente
La primera media hora de Argentina fue para olvidar. El encuentro no pudo empezar peor para los de Scaloni. En el 5', Rosales se inventó un fabuloso pase de campo a campo que dejó solo a Rondón ante Armani. El ariete del Newcastle solo tuvo que esperar al momento justo para batir a Armani con un toque suave pero eficiente.
Los jugadores de Venezuela celebran el primer gol de Salomón Rondón / EFE
Encajar un tanto tan tempranero no es buena noticia para nadie, pero aún menos para un conjunto con problemas de confianza debido a los sucesivos fracasos. La albiceleste no mostró ninguna capacidad de reacción. Tenía el balón, pero sin crear ningún peligro. Un juego lento y tedioso con el que no lograron activar a Messi, que se deshacía del balón tan rápido como podía.
El despertar
Al 10, después de tanto tiempo, se le había olvidado que no puede esperar a que sus compatriotas le activen, sino que tiene que ser él el que encienda a sus compañeros. Lo recordó en el 32', cuando levantó por primera vez a la grada del Metropolitano con un fabuloso eslálom con el que sorteó a tres rivales y la puso en la cabeza de Lautaro. El remate del delantero del Inter salió excesivamente centrado y Faríñez no tuvo problemas en despejarlo.
Messi es como las famosas patatas. Cuando hace pop no hay stop. Tras esa jugada, el azulgrana despertó y con él la selección argentina. Un minuto después, a la salida de un córner, sorteó a un par de zagueros rivales y llegó hasta línea de fondo, pero su centro fue despejado por una defensa venezolana que dejó muy pocos espacios.
Leo Messi intenta superar a Rondón durante el Argentina - Venezuela / EFE
Tuvo dos ocasiones más el 10 antes de llegar al descanso. Primero, con un disparo marca de la casa desde el vértice derecho del área. No pudo colocarlo como hubiera deseado, de manera que Faríñez lo despejó a córner sin complicaciones. En el 42' la volvió a poner para Lautaro. En esta ocasión el del Inter llegó demasiado forzado y envió el balón por encima del larguero.
Cuando mejor estaba Messi y, por consecuencia, Argentina, llegó el segundo tanto de Venezuela (43'). La defensa albiceleste le concedió demasiados espacios a Jhon Murillo, que tuvo el tiempo para colocarse en la posición perfecto y soltar una exquisita rosca que, sin coger excesiva altura, acabó en las redes de Armani.
La esperanza duró 15'
Argentina salió a por todas tras la reanudación. La totalidad de las jugadas seguían naciendo de los pies de Messi, que hizo lo posible para que su selección se acercara en el marcador. Tuvo que esperar hasta el 58'. El 10 empezó el contrataque y se la dio a Lo Celso, que con un pase milimétrico dejó solo a Lautaro ante el guardameta. El del Inter, ahora sí, batía a Faríñez con un ajustado disparo con la izquierda.
La ilusión duró un cuarto de hora. Messi, al que obviando la primera media hora no se le puede reprochar nada, seguía insistiendo, pero la albiceleste se bloqueaba en las metros finales. Nunca estuvo cerca de empatar el marcador y Venezuela, con un solo golpe, sentenció. Josef Martínez convirtió el penalti que Foyth había cometido sobre él y dejó el encuentro visto para sentencia.