Kevin-Prince Boateng es un jugador polémico, pero dejando a un lado una juventud caótica marcada por su explosión en el panorama futbolístico mundial, el ghanés ha dejado siempre un buen recuerdo en todos los clubes en los que ha militado. El caso conocido más cercano, y reciente, fue su inesperada salida de la UD Las Palmas, cuando el ariete consiguió hacerse un hueco fijo en el once de Quique Setién, reconducir su carrera profesional y salvar al conjunto isleño del descenso.
Apenas estuvo meses en el equipo, pero dejó detalles de una calidad humana indudable. Invitó a la plantilla a una comida en su llegada y también un chárter para que el equipo pudiera regresar de una entrega de premios celebrada en Valencia. Su salida inesperada dejó tocado al club, que guarda un gran recuerdo del jugador, pero la afición y la entidad dejaron huella en el jugador.
Amor por el club canario
En la rueda de prensa en la que explicó su marcha del club se sinceró ante los medios. Sus problemas personales no le permitían rendir al máximo y el presidente de la entidad, Miguel Ángel Ramírez, le dio vía libre para resolver la situación y regresar a Alemania. "Estoy muy lejos de mi familia y de mi hijo, no le veo todos los días, llevarle al colegio, desayunar... En mi pasado ya perdí a mi mujer y a mi hijo, están en Alemania y hace que no les veo un año y medio, y para un padre es muy duro".
Kevin-Prince Boateng celebra un gol con la UD Las Palmas / EFE
"Hablé con el presidente, el me dijo que probara de solucionarlo, le llamé le dije mi decisión". Unas declaraciones por los que acabó la rueda de prensa entre lágrimas, emocionado y conmovido y agradeciendo el papel del presidente del club.
Una decisión que calificó de "muy difícil" por su situación personal y por el trato que recibió en el club, "de todas esas personas que trabajan aquí".