Todavía recordamos al joven Marc-André ter Stegen que llegó al FC Barcelona en la temporada 2014-2015. Disciplina y ambición alemanas, pero predilección por la playa y el sol en su tiempo libre. Llegó y le tocó ser suplente de Claudio Bravo pero en dos años a las órdenes de Luis Enrique echó un pulso al técnico y ganó. Bravo se fue con Pep Guardiola y Ter Stegen se hizo con la titularidad de la portería azulgrana. Desde entonces, nadie le ha movido de ahí, aunque esta temporada se le empieza a discutir. Mantiene contrato hasta 2025. Cuando éste termine cumplirá una década ligado al Barça.
Por aquel entonces, cuando llegó a Barcelona, decidió instalarse en la montaña de Castelldefels, donde vivió de alquiler durante sus primeros años. Marc-André ter Stegen y Daniela Jehlé son un matrimonio sencillo y humilde para lo que son algunos futbolistas. Por eso priorizaron la privacidad y tener unas excelentes vistas al mar en una equipada casa con piscina y jardín. Por esa primera residencia el futbolista pagó 9.000 euros al mes de alquiler, es decir 108.000 euros anuales.
Inversión en propiedad valorada en 2,5 millones
Él y su mujer, Daniela Jehlé, estaban tan a gusto en la urbanización tocando a Sitges que decidieron invertir en una propiedad privada para construir su nueva 'humilde' morada. Mientras duraron las obras, la pareja decidió hacer cambios en su vida y se instaló temporalmente en el pequeño barrio de Gracia para sentir en primera persona la esencia de Barcelona. Les gustaba la cercanía de la gente. Incluso se llegó a ver al guardameta en el metro y en su patinete eléctrico camino a su panadería favorita. Se convirtió en uno de los jugadores más queridos por la afición y ya es de los más veteranos del equipo.
La primera casa de alquiler que tuvo Ter Stegen en Castelldefels / CULEMANIA
La piscina y las vistas de la antigua casa de Ter Stegen en Castellefelds / CULEMANIA
La experiencia en Gracia fue gratificante, pero la pareja pensaba en aumentar la familia y por ello era vital regresar a una propiedad más alejada y tranquila. Les costó encontrar el terreno de sus sueños. Ya estaban acostumbrados a la zona y querían que fuese en esa misma urbanización, donde también viven Sergio Busquets y Elena Galera con su familia. Dieron con una casa algo deteriorada, pero se quedaron enamorados de sus privilegiadas vistas. La casa era lo de menos ya que iban a tirarla abajo. Daniela Jehlé, entonces estudiante de aruitectura, fue quien se encargó en parte del diseño de su nuevo hogar. Su primer gran proyecto como arquitecta. Los Ter Stegen la adquirieron por poco menos de un millón de euros, unos 800.000 euros. Una ganga por el terreno y su inmejorable ubicación.
Otra perspectiva de la casa de Ter Stegen en la provincia de Barcelona / CULEMANIA
Según informan a Culemanía fuentes del sector inmobiliario, entre la compra de la vivienda y las pertinentes obras, la operación está valorada en unos 2,5 millones de euros. El matrimonio ha construido un palacete que cuenta con todas las comodidades y nada tiene que envidiar a la antigua casa. De hecho no se parecen en nada.
La nueva residencia cuenta con unas líneas minimalistas. Sigue el estilo de todas las casas de los futbolistas del Barça, construcciones grandes, rectangulares y en colores blancos. No obstante, esta guarda unos toques diferentes al resto. Su diseño bebe de una corriente ibicenca.
Todos los futbolistas son muy reacios a mostrar su intimidad y la cuidan al máximo. No obstante, gracias a las redes sociales podemos entrar dentro de sus vidas y de sus viviendas, por lo menos conocer algún que otro detalle. Daniela Jehlé ha querido darle a su casa un toque ibicenco y diferenciarla del resto. Colores neutros con un gran predominio del blanco. También juega un papel muy importante la madera. Las barandillas de la terraza son todas de madera. Las separaciones de la vivienda están hechas de mimbre y las paredes de piedra vista. Los alrededores de la vivienda, así como sus escaleras de cemento, están recubiertos de flores naturales.
Su casa, muy minimalista, les define a la perfección. Queda latente que han participado en todo el proceso creativo. La vivienda inspira paz y tranquilidad. Desde la parte más alta de la vivienda se puede observar el mar y los barcos amarrados en Port Ginesta. Cuenta con grandes ventanales y espacios muy diferenciados.
Por supuesto en la casa no podía faltar la piscina. Recubierta de baldosas de piedra natural en color crudo. No es muy grande, pero suficiente para darse un chapuzón en verano y tiene una forma rectangular. La casa es blanca con algunas paredes rugosas. Juega con elementos naturales.
En el interior también se encuentra una sala dedicada a la actividad física. Una bicicleta estática, cinta de correr y algunos que otros detalles. Todo está cuidado al milímetro. Poco sobrecargada. Pintada en blanco y gris, como la habitación del pequeño Ben.