La relación de Shakira y Piqué nunca ha sido nada convencional. Debido a sus compromisos profesionales, pasan bastante tiempo al año distanciados. El futbolista tiene que disputar partidos fuera de Barcelona casi todas las semanas, mientras que la colombiana trabaja con su discográfica desde Miami. Por ejemplo, el año pasado, con motivo de la Super bowl, la cantante estuvo fuera de Barcelona durante casi tres meses. Eso sí, debibo a la actual crisis sanitaria, Shakira y Piqué vivieron como un matrimonio tradicional.
Shakira y Piqué tampoco quieren oír hablar de boda. La pareja lleva once años de relación y dos hijos en común, suficiente para demostrar el amor que se tienen el uno al otro. “El matrimonio me asusta. No quiero que me vea como su esposa, sino más bien como su novia. Es como esa fruta prohibida, prefiero mantenerle atento y que piense que todo es posible dependiendo de su comportamiento”, explicaba Shakira ante la mirada atenta de Gerard Piqué que, sin embargo, despertó algunas risas en su pareja.
Negocios y amor no hacen buena pareja
No obstante, ¿hay algo más? Parece que Shakira y Piqué son consciente que el amor, a veces, no es para siempre y dadas sus respectivas fortunas prefieren ser precavidos. Para tener una relación sana, ambos han decidido separar sus bienes.
Además de futbolista, Piqué es todo un empresario. Compró el club de Andorra, varias empresas, así como también inmuebles, incluso restaurante, algo que no le ha funcionado del todo bien. Sorprendió con la compra de la Copa David y ahora lo ha hecho con los derechos de la liga francesa.
Shakira nunca se ha metido en los negocios de Piqué. A pesar de que algunos han dañado su economía. Todos sus proyectos los tira adelante él solo, sin contar con la ayuda de su pareja. La colombiana nunca le ha ayudado económicamente, a pesar de que su situación es mucho más boyante. Piqué tampoco se lo ha pedido.