Cristina Pedroche aceptó de nuevo el reto. La colaboradora de 'Zapeando' decidió dar las Campanadas por séptimo año consecutivo. Una vez más su vestido era la mayor incógnita, aunque para enseñar su traje casi le pillan las uvas. Debido a las circunstancias de este difícil 2020, la vallecana ha querido llenarse de luz como señal de esperanza para el nuevo año que empieza. Para ello se ha enfundado un minivestido que intentaba asemejar una mascarilla de diamantes. Un total de 16.308 cristales bordados a mano. En esta ocasión ha corrido a cargo de Pedro del Hierro y por su director creativo, Nacho Aguayo.
Según explica Aguayo a EL PAÍS, la primera toma de contacto para realizar el proyecto se realizó hace tres meses y han sido necesarias media docena de pruebas para llevarlo a cabo. “La primera conversación fue en septiembre. Enseguida nos pusimos a trabajar. El tiempo vuela y teníamos miedo a un posible confinamiento que no nos dejase realizarlo”, explica Aguayo. Como cada año en todo el proceso ha estado implicado Josie.
En este microvestido “cuajado de piedras y a juego con las botas, que se ven desde el principio, bordadas y azules”, cuenta Aguayo, la clave son los cristales. “Cristina tenía claro que quería que fuera algo muy luminoso. En estos meses ha tenido muchas dudas sobre qué ponerse, qué no, cómo estaríamos el 31 de diciembre, cómo sería todo...”. De ahí que apostaran por algo llamativo, divertido, brillante, “por llevar fantasía”. “Si no iba a ser una tristeza para todos”, reconoce el autor del modelo elegido. “Josie y Cristina son perfectamente conscientes de lo que es esto y nos lo han hecho llegar. Hay que hacer espectáculo. No podíamos hacer un esmoquin, teníamos que crear algo distinto y ella es consciente”, defiende Aguayo.
Como siempre antes de descubrir el vestido, Cristina Pedroche apareció bien abrigada. La colaboradora apareció con un abrigo acolchado que simulaba un edredón, un claro guiño al confinamiento que vivieron todos los españoles durante los meses de marzo y abril. Este año han estado más en casa que en la calle y el pijama ha sido indispensable, así como el chándal.