Iker Casillas y Sara Carbonero se han visto envueltos de nuevo en la polémica, pero han sabido salir airosos de ella. Se rumoreaba la posibilidad de que entre el matrimonio las cosas no fuesen tan bien como las pintaban. Actualmente la pareja se encuentra de vacaciones en Navalacruz, municipio de la provincia de Ávila donde nació el guardameta. El pasado 4 de agosto, el futbolista dio una rueda de prensa donde comunicó su firme decisión de colgar las botas para siempre.
La pareja regresa a Madrid, pero no se instalarán en su mansión de la urbanización de la Finca, tras pasar estos últimos años en Oporto, donde han encontrado la paz y tranquilidad que necesitaban. A Sara Carbonero le vino muy bien el cambio de aires para afrontar su enfermedad. Ahora, ya en la capital, la periodista y el futbolista han puesto a la venta la casa de Madrid que adquirieron por 2,5 millones de euros y lo han hecho doblando su precio, por 5 millones de euros.
Sin embargo, con la actual crisis sanitaria, la pareja ha visto que la mejor forma de sacarle rendimiento ahora mismo es alquilarla y sacarle beneficio más adelante. Tal y como reza el anuncio, la mansión cuenta con un total de 1.000 metros construidos, seis habitaciones, todas de ellas suite con baño, gimnasio, spa, dos salones muy amplios que se comunican entre sí, y una cocina muy espaciosa con isla central.
En la planta superior, que se accede a través de una escalera al lado del amplio distribuidor, están situadas todas las habitaciones. Además, en la casa que Sara Carbonero e Iker Casillas compraron a Lydia Bosh y su ex, Alberto Martín, hay una habitación espectacular de juegos con un amplio sofá y estanterías para los cuentos de Martín, el único hijo de la pareja antes de irse a Oporto.
Por supuesto cuenta con un amplio jardín con porche, barbacoa de obra, una barra y un futbolín. También cuenta con dos piscinas una exterior climatizada y una interior.