Gerard Piqué se mueve como Pedro por su casa en el plató de La Resistencia. Es su ambiente ideal. Buen rollo, bromas, incorrección política. David Broncano lo vacila, él se rie y se la devuelve. Y así durante más de 20 minutos. Sucedió en su primera visita y volvió a pasar en la segunda, cuando irrumpió por sorpresa en el plató del programa.
Los golpes empezaron desde el primer minuto. En la presentación de la entrevista, Jorge Ponce, colaborador habitual, se quejó de que el futbolista acudiera cuando y como quería a ser entrevistado. "¿Se cree que somos Hacienda?", espetó el malagueño de forma sarcástica. El central no tardó en responder y preguntó: "¿Este quién era?"
Gerard Piqué en La Resistencia / TWITTER
Después del vacile con el colaborador, tocó un intercambio de golpes con Álex Pinacho, el community manager. El encargado de las redes sociales del programa nombró a Gerard como el "nuevo Figo" por haber acudido a El Hormiguero sin avisar. Piqué, por Twitter, se preguntó dónde estaba el cochinillo, y Pinacho le respondió con el gif del córner del Liverpool y le sugirió que lo buscara ahí. Ya en el programa, el zaguero le respondió de forma desenfadada que aquí no vamos a reproducir.
Golpe a Pablo Motos
Luego tocó repartirse golpes con David Broncano. El presentador, como había hecho Pinacho, le recriminó que acudiera al programa de Antena 3 sin avisar. El futbolista le recordó que sí le avisó, pero el de Orcera no consideró que una semana fuera suficiente tiempo de antelación.
Y entre golpe y golpe, Pablo Motos también recibió. Hablando de El Hormiguero, recordaron que el mismo día en que Gerard acudió a La Resistencia, Santiago Abascal, líder de VOX, era entrevistado en el programa de Antena 3. Primero bromearon con la idea de que Piqué fuera por sorpresa al programa de Motos y asustara al político.
Luego, el jugador del FC Barcelona lanzó una pregunta clara y concisa a Broncano: "¿Tú traerías a Abascal?" El presentador no dudó ni un segundo su respuesta: "¿Yo? No". De esta forma, David dejó en evidencia a Motos. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero los límites de uno y otro hablan por sí solos.