Decepción en el cuerpo técnico del Barça con los fichajes de invierno. Murillo no ha terminado de cuajar y es la quinta, o incluso sexta, opción para la posición de central. Pero todavía más descontento existe con el fichaje de Kevin Prince Boateng.
Desde el principio el jugador entró al club con el pie izquierdo. A los técnicos ya no les gustó que Boateng dijera en su rueda de prensa de presentación que no venía a ser titular, sino a ser suplente. Es realista que Boateng dijera eso, pero que lo hiciera tan abiertamente, dió la sensación de que veniera a verlas venir. Los técnicos se quedaron extrañados ya entonces.
Boateng vino soltero. Y ese detalle, tratándose de quién se trata, es un pequeño problema. El exdelantero del Milan y Las Palmas, entre otros, ha estado casado dos veces. Tiene dos hijos. Uno se llama Jermaine, porque le gusta mucho Michael Jackson. Otro se llama Maddox, como uno de los hijos de Brad Pitt y Angelina Jolie.
Boateng se divorció hace dos meses de la modelo americana Melissa Satta, que vivía en Italia. Satta explicó hace un año que el problema de Boateng con las lesiones era porque tenían sexo muy a menudo.
La peligrosa noche de Barcelona
Estamos ante un jugador con una energía muy grande y que está soltero en Barcelona. Claro, la noche barcelonesa abre muchos abanicos a jugador muy extrovertido como él.
Afirman que Boateng es un jugador que en los entrenamientos es un poco como Piqué. Recuerdan que Luis Enrique dijo, en su día, que Piqué no entrenaba mucho, pero competía mucho.
En el caso de Boateng, tenemos a un jugador que no entrena mucho, al que no le gusta entrenar mucho, pero que luego tampoco compite. Los técnicos le pusieron una pequeña trampa. A ver qué hacía. Le pusieron una prueba. Cuando los internacionales se fueron hace poco a sus selecciones, Valverde hizo una semana de fiesta, pero lunes y martes había entrenamiento voluntario.
Boateng pasa de los entrenamientos voluntarios
Había la esperanza de que Boateng, uno de los dos días, ya que no jugaba, demostrara un poco de rebeldía. No fue. Otro hecho que alimenta la decepción del club. Reina la sensación de que ha venido a Barcelona a pegarse unas vacaciones pagadas a todo lujo en una ciudad de fantasía.
Boateng tiene una cláusula de compra de ocho millones de euros. Si el Barça quiere, se lo queda por ocho millones. Desde el club avanzan que no se hará efectiva esta cláusula. Nada nuevo, por otra parte. Era un secreto a voces.