Dani ter Stegen es friolera. Salvo en una parte de su cuerpo: los muslos. Estos son lo bastante calientes de por sí como para necesitar cubrirlos.
La indumentaria de andar por casa no tiene por qué ir reñida con la moda y el buen gusto. Y no, el chándal no es una opción cuando se trata de vestir con clase.
Dani ter Stegen lo sabe bien. El verano ha quedado atrás y las temperaturas van cayendo a medida que avanza el otoño. Winter is coming, y el frío obliga a taparse bien todo el cuerpo. ¿O no?
Los muslos de la mujer de Ter Stegen parecen decididos a desafiar al frío. En las instantáneas que ella misma publica mientras trabaja con su ordenador portátil en casa, Dani luce unas piernas envidiables.
Viste jersey de lana grueso, de esos que hacen pelusilla, y calcetines bien gordos hasta las rodillas. Pero sus muslos resisten las acometidas del frío del todo descubiertos. Glúteos incluidos.
A Dani le gusta trabajar con el portátil apoyado en su regazo. Quizá el calor que desprende el ordenador sea suficiente para calentar sus muslos, o quizá estos sean de por sí calientes.
En todo caso, la joven estudiante de arquitectura no pierde el buen gusto ni la sensualidad mientras trabaja en casa con su estimado portátil, uno de sus amigos más cercanos, tal y como ella misma reconoce.