El tiempo no perdona a nadie. Ni siquiera a las más grandes estrellas de la música. Tampoco a Shakira perdona la edad.
La exitosa cantante colombiana tiene ya 41 años. Y ya empiezan a pesarle. Sobre todo teniendo en cuenta la enorme carga de conciertos que Shakira ha llevado a cabo a lo largo de estos años.
Además, los suyos no son conciertos cualesquiera. Shakira es un torbellino sobre el escenario. Un huracán que se mueve y contonea al son de sus caderas.
Sin embargo, las caderas que la han aupado a lo más alto empiezan a resentirse. Shakira bromea. Dice que tiene lumbago. Pero la realidad es que los años pesan. Es ley de vida.
En su último concierto de la gira El Dorado World Tour, la cantante actuó en el Estadio Azteca, en Ciudad de México, con capacidad para 54.000 personas. El estadio estaba lleno a rebosar y la barranquillera lo dio todo sobre el escenario, como es habitual en ella.
Sin embargo, el vídeo que ella misma publicó en su perfil de Instagram, en el que vemos al público abandonar el estadio al final del concierto, es sintomático de lo que le ocurre.
El público sale del concierto cantando y bailando, aún con energía. Tal vez se quedaran con ganas de más. Algo que resulta preocupante para Shakira.