James Cameron conquistó al mundo con la historia de una superviviente del Titanic que le contaba a su nieta la historia de amor que vivió en el legendario barco. Una historia trágica que ha tenido una trama igualmente terrible 111 años después, esta vez, con el bisnieto de una víctima de la histórica embarcación.

Por si fuera poco, hay otra relación de parentesco. Una tataranieta de un matrimonio fallecido en el naufragio del barco que captó la atención del director de Avatar.

Aventura de lujo 

Todo parece sacado de una película. La expedición misma es propia de una narración que Hollywood adora. Una expedición para gente adinerada que acaba en tragedia. Los cinco tripulantes del Titan pagaron cerca de 250.000 euros para ir a curiosear los restos del Titanic.

Un sumergible de Ocean Gate visita los restos del Titanic EP

Si conseguir entrar en el barco de principios de siglo era cuestión de dinero, aquí también, pero se tenía que estar preparado y los cinco tripulantes desaparecidos lo estaban. Habían participado en otras expediciones de alto riesgo para las que requerían preparación física.

Preparación 

El caso más claro es el del multimillonario Hamish Harding es un claro ejemplo. En 2016, se fue en una expedición con el astronauta Buzz Aldrin por el polo sur. Y tres años más tarde formó parte de una tripulación que consiguió el récord por dar la vuelta al mundo en el marco del 50 aniversario del alunizaje del Apolo 11. Y antes de sumergirse en el Atlántico formó parte del equipo de la misión Blue Origin, donde acompañó a cinco astronautas a bordo del cohete New Shepard.

El británico estaba emocionado de poder acercarse ahora al Titanic. Lo dijo en sus redes. Lo que no reveló es que hay una historia familiar que le une a él. Harding es el bisnieto del exempresario y político John Reynolds Harding, quien falleció en el hundimiento de ese 14 de abril de 1912.

Bisnieto y tatarabuelos 

Pero él no es el único con una historia similar. Al mando del Titan estaba el consejero delegado de la OceanGate Expeditions, la empresa que ofrecía esta aventura. Su nombre, Stockton Rush.

Este exmilitar tiene una relación indirecta con el Titanic. Su esposa, Wendy Rush, es la tataranieta de Isidor e Ida Straus, una pareja cuya historia también merece ser contada.

Inmortalizados 

Si bien el matrimonio Straus perdió la vida en el Titanic, los supervivientes siempre han mantenido vivo el recuerdo de Isidor. Fueron ellos, los que pudieron salvar sus vidas, quienes cuentan que vieron como el hombre, cedió su asiento a mujeres y niños cuando un iceberg hundió el barco.

El propio James Cameron escuchó hablar de esta pareja y la inmortalizó para siempre. Esa pareja que muere abrazada en una cama en la cinta de 1997 se inspira en los Straus.

Fotograma del Titanic

 

Triste realidad de película

Por desgracia, y pese a ser digno de una película de Hollywood, ambas historias han tenido un final trágico. Las últimas informaciones indican a que es imposible encontrar algún superviviente del Titan con vida. Restos del submarino han sido hallados en el fondo del mar. Todo apunta a un triste desenlace.

Si la realidad supera la ficción, no siempre es para bien. Duras historias como esta se suceden casi a diario, y no todas tienen el impacto mediático ni hacen que se despliegue un dispositivo de búsqueda tan importante como los del Titan. Centenares de personas mueren en el mar cada año en busca de una vida mejor en el Mediterráneo. Una realidad que, por mucho que suene a película de terror o drama, sucede más cerca de lo que creemos. Aunque no se vea ni se quiera ver.

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