Tráfico suceso en Lucena, Córdoba. El pequeño Tony Reyes vivió solamente unas horas, ya que su madre, Felisa, tuvo complicaciones durante el parto y se desangró durante horas en el hospital público Infanta Margarita de Cabra. La abuela del pequeño ya había sufrido un desprendimiento de placenta y Felisa avisó a los méditos de que se encontraba con los mismos síntomas: sangrado intenso y constante.
La progenitora avisó de su situación, sin embargo, los médicos no le dieron importancia. El bebé nació en parada cariorrespiratoria y, aunque recuperó el latido a los 20 minutos, finalmente falleció. Según el periódico El Mundo, el hospital no quiso reconocer su error y mandó a los padres a terapia psicológica para intentar evitar la denuncia.
Mala praxis
El Servicio de Salud Andaluz terminó indemnizando a la familia, pidió perdón por su "mala praxis" y lamentó el fatal final para el pequeño. Sin embargo, el centro sanitario todavía no ha admitido su error y acusa a los padres de "descalificar" su trabajo.
El embarazo de Felisa transcurrió sin problema, pero la mujer empezó al sangrar poco después de ingresar. En un primer momento, los sanitarios le dijeron que tenía una afectación en el cuello del útero, pero no valoraron en ningún momento un posible desprendimiento de placenta, a pesar de los antecedentes.
Reanimación
Tras minutos de sangrado, monitorizaron el ritmo cardiaco del bebé y notaron una desaceleración del latido. Después de una cesárea, sacaron al bebé con una falta de oxígeno severo. Por su parte, la progenitoria estuvo cinco horas en reanimación sin noticias de su hijo.
Un día después, el bebé falleció y, según el mismo medio, Felisa fue informada desde el Hospital de Córdoba de que el hijo ingresó "prácticamente muerto", sin actividad neurológica, fruto todo de "un desprendimiento de placenta severo y de largo tiempo". Los padres fueron derivados a asistencia psicológica para el shock sufrido.