Giro de 180 grados en la investigación del caso de Tomás Gimeno y sus hijas: La magistrada titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número dos de Santa Cruz de Tenerife ha decretado el fin de las operaciones del buque con sonar, Ángeles Alvariño, en aguas de Tenerife.
Una decisión que emana del último informe técnico que recibió la juez y que calificaba de "completamente inabordable" la orografía del fondo marino en el que hipotéticamente se podrían encontrar los cuerpos de Tomás y de Anna, su hija pequeña de tan solo un año.
Asesinato de Ana y Olivia
Ambos desaparecieron el pasado 27 de abril, junto a Olivia, la primogénita de Gimeno de seis años. Tras dos meses de intensa búsqueda, la tripulación de la embarcación localizó, el pasado 10 de junio, el cuerpo sin vida de Olivia a 1.000 metros de profundidad.
El hallazgo del cadáver de la menor confirmaba la principal hipótesis de los investigadores de la UCO: Tomás había matado a sus hijas para provocar el máximo dolor posible a Beatriz Zimmerman, su expareja y madre de las niñas.
Nueva área de búsqueda
Desde entonces, todos los esfuerzos se han centrado en encontrar el cadáver de Tomás y de Ana cerca de donde se encontró el de Olivia dado que, según las conclusiones del último peritaje técnico, “en el transcurso de la búsqueda, la Policía Judicial descubrió que en la larga deriva que tuvo la embarcación tras la pérdida de señal del móvil, durante un corto periodo de tiempo, sus motores volvieron a funcionar y realizó una navegación de unos tres minutos”.
“El punto donde paró de nuevo los motores se convierte en el punto más probable donde Tomás hubiera podido arrojarse al mar", continúa. Cabe destacar que fue en esta nueva zona de rastreo, a 500 metros de donde se halló el primer cadáver, el lugar en el que se encontró dos botellas de buceo pertenecientes a Tomás.