Cruce de acusaciones en el juicio sobre el crimen de Godella (Valencia) en el que dos niños, de 3 años y medio y cinco meses, fueron asesinados por presuntamente por sus padres. Los hechos sucedieron el 14 de marzo de 2019 en una casa que los progenitores habían ocupado en el término municipal de la localidad.

El juicio, que se celebra por el procedimiento del jurado, ha comenzado este lunes con más de cuatro horas de retraso por la meticulosidad de las partes en la selección del jurado, y se ha prolongado hasta cerca de las 20.30 horas.

Penas de 40 años

Los dos acusados, Gabriel y María, de 25 y 27 años, se enfrentan a una condena por asesinato. El fiscal pide 25 años de prisión por cada uno de estos crímenes, con un máximo de 40 años de cárcel para el padre y de internamiento en un centro psiquiátrico para la madre, por padecer esquizofrenia y tener alteradas las facultades que harían posible su imputación.

Las defensas de ambos padres piden la libre absolución y sostienen que sus clientes no fueron responsables de las muertes a golpes de los niños. El padre de los niños niega que él tuviera responsabilidad alguna en el crimen, ni desde el punto de vista material ni como inductor, como sostiene el fiscal. La defensa de la madre lo único que admite es que su clienta enterró los cuerpos.

Culpas a la madre

La madre ha preferido ausentarse de la sala de vistas. Gabriel ha indicado que "unos días antes" del crimen llevó a María al psiquiatra a Godella, junto con la abuela materna, porque la vio “desvariar mucho". "Me decía que escuchaba voces que le decían que tenía que matar a los niños, por eso la llevé al psiquiatra", sostiene.

El hombre relata que la noche de autos, se fumó "uno o dos porros" y se fue a dormir sobre las 22 horas con el pequeño a la cama. Antes, ella se fue con la niña a un sofá.

"En sitio seguro"

Gabriel subraya que "las noches anteriores no había dormido bien porque María estaba muy nerviosa y como enfadada”. A la mañana siguiente, explica el acusado, se despertó, “cuando todavía no era de día”, porque ella acudió a la cama y le “obligaba a tener relaciones”. “Estaba desnuda y fría, con el pelo húmedo, no era agradable. Vi que los niños no estaban, la empujé y fui a ver dónde estaban", sostiene.

"Ella me decía que estuviese tranquilo, que estaban en un sitio seguro, me llevó por varios caminos, hacia el cementerio de Rocafort, me decía que estaban en un sitio, luego en otro, tras unos arbustos... íbamos corriendo, yo en pijama y ella desnuda", asevera.

Confesión

Al final, y siempre según la versión del sospechoso, la madre confesó que “había matado” a sus hijos “pero que los podía hacer renacer, que teníamos que hacer el amor antes de que saliese el sol”. Tras esto, le llevó a un aljibe donde los enterro “y al asomarme intentó tirarme dentro, lo esquivé, pero luego saltó ella y tuve que sacarla”, relata. “Después se encerró en casa y yo seguí buscando por el jardín, vi sangre en las escaleras de la piscina", declara él entre llantos.

El padre niega que en su declaración policial actuase de común acuerdo con su mujer y que hubiesen acordado ambos ningún tipo de ritual con sus hijos. Eran pareja de hecho desde finales de 2011.