El protagonista de esta conmovedora historia es Andy. Un indigente alemán, enfermo, que desde hace siete meses tiene una nueva vida. Una historia con final feliz gracias a la colaboración de diez voluntarias que creyeron que este hombre merecía una segunda oportunidad.
Hace cuatro años, Andreas Boy llegó a Barcelona tras un largo viaje haciendo autostop, procedente de Hamburgo (Alemania).
Llegada a Barcelona
A su llegada a la ciudad condal, le robaron toda su documentación: Sin papeles y sin conocimiento del idioma, el germano de 40 años se quedaba sin poder acceder a la administración para regularizar su situación y mucho menos para pedir ayuda. Empezaban así cuatro años de dormir a la intemperie con un cartón, unas sábanas y un cartón de vino.
Enfermo de un tumor cerebral y diagnosticado de Encefalopatía de Wernicke, Boys se instaló en las calles de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Fue allí, donde a finales del 2020, Beatriz, una joven voluntaria, se acercó a él con una bolsa de comida preguntándole qué necesitaba.
Una historia de superación
Algo a lo que Andy le respondió que quería entrar en un centro de desintoxicación para curar su adicción al alcohol. Una enfermedad de la que hoy está completamente limpio gracias a su fuerza de voluntad. Sin embargo, su historia no ha sido un camino de rosas.
Con el paso de los días, la estudiante de integración social logró tejer una red de hasta diez voluntarias que se implicaron al máximo en la causa del alemán. De hecho, destacan que tras su ingreso, tuvo que regresar a la calle. Fueron ellas mismas quienes le costearon una habitación en un hostal mientras recuperaba el pasaporte. Gracias a la labor de estos ángeles de la guarda, Andy, hoy, disfruta de una nueva vida junto a su familia en Alemania.