El vuelo FR4978 de la aerolínea Ryanair, que cubría la ruta ente Atenas y Vilna, aterrizó de emergencia durante la tarde del domingo 23 de mayo en el aeropuerto de Minsk (Bielorrusia) después de recibir una notificación en la cual se alertaba de la "presencia de explosivos a bordo".
Una vez en tierra, las propias autoridades bielorrusas --encargadas de dar el aviso-- detuvieron al periodista y activista de la oposición, Roman Protasevich, perseguido por el presidente del país, Aleksander Lukashenko.
Escoltados por un caza
El avión, un Boieng 737-800NG en el que viajaban 170 personas a bordo fue escoltado por un caza de combate --un MiG-29-- por orden directa del dictador. Tras varias inspecciones, los servicios especiales del país soviético concluyeron que no se encontró ningún explosivo en el interior de la aeronave. Siete horas más tarde, el aparato volvió a despegar con destino Vilna, donde aterrizó cerca de 50 minutos después.
La detención de Protasevich ha despertado la indignación internacional contra el régimen de Lukashenko. Y es que además del joven de 26 años, quienes tampoco continuaron el viaje fueron otros cuatro agentes rusos que se encontraban en el mismo vuelo.
Indignación internacional
Protasevich viajaba desde Atenas hasta Vilna después de cubrir un acto de la líder opositora del país, Svetlana Tijanóvskaya. La política, que ha tachado la detención del joven activista de "secuestro", se enfrentó a Lukashenko en los fraudulentos comicios presidenciales que se celebraron en agosto de 2020.
El periodista residía en Vilna desde el año 2019, cuando le fue concedido el asilo político por parte de Lituania. Previamente, Roman había sido condenado a una pena de hasta 15 años de prisión por "organización de disturbios y acciones colectivas" y por "cometer acciones deliberadas destinadas a incitar la enemistad social".