Un tribunal de Eslovenia ha dictaminado que Julija Adlesic era culpable de fraude por cortarse una mano con una radial con el único fin de cobrar 1,4 millones de dólares del seguro. Los hechos ocurrieron a principios de 2019, cuando Sebastien Abramov, su pareja en aquel momento, instigó a la joven a cercenarse la extremidad intencionadamente con una sierra circular para cobrar hasta cinco pólizas de seguros que tenía contratadas con varias agencias.
Adlesic negó haber actuado de manera intencionada e intentó defenderse asegurando que todo fue un accidente que ocurrió mientras trataba de cortar leña. En el juicio, que generó una gran expectación en el país, el tribunal sentenció a la joven a dos años de arresto domiciliario, mientras Abramov se enfrenta a tres años de cárcel por cometer fraude.
La pareja, el cerebro de la trama
Según la fiscalía eslovena, Abramov, de 30 años, había convenido cinco seguros diferentes contra accidentes a nombre de su pareja y con contratos de alta indemnización. Según las aseguradoras, se cometieron irregularidades en el cobro de las pólizas, y el personal médico que atendió a Julija Adlesic tras los hechos aseguró que la joven trató por todos los medios perder la mano después de que esta le fuera reimplantada con éxito.
Gorazd Colaric, padre del acusado, también fue hallado culpable por el juez por participar en el delito como cómplice, por ser él quien llamó a la ambulancia en el momento del incidente, y se enfrenta a dos años de prisión. Además de este delito, Sebastien Abramov tiene otra causa pendiente con la justicia por su papel en el asesinato de su anterior pareja en 2015, que murió a causa de un disparo mientras él limpiaba un rifle.
La joven no se rinde
A pesar de la sentencia del juez, los abogados de la joven han decidido presentar una apelación. Los letrados argumentan que su cliente no recibió un trato del todo justo en la corte y que no se presentaron todas las pruebas de las que disponía la defensa durante el juicio.
Durante el juicio, Julija Adlesic aseguró que “nadie quiere quedar lisiada” y que su “juventud ha sido destruida”. Para defenderse de la acusación de fraude por parte de las aseguradoras, argumentó que sólo ella sabía cómo había sucedido todo, pero durante el proceso se presentaron suficientes pruebas, entre ellas las búsquedas en Internet de su pareja, para incriminarles a ambos.