Con la llegada de la desescalada, algunos ciudadanos se han precipitado y se han saltado la ley para abrir locales que no se puede o incluso organizar quedadas y fiestas clandestinas. En una de estas últimas, algunos de sus participantes llegaron a esconderse en la nevera para evitar ser denunciados por las autoridades.
Los hechos sucedieron en Toledo, cuando la Policía Local de la ciudad manchega, acudió a una vivienda donde tenía lugar una fiesta en la que había 29 personas, cuando no está permitido. Al escuchar que se acercaban los agentes, sus participantes empezaron a improvisar huidas para evitar ser cazados.
Escondites
Cuando los policías entraron en la vivienda, los allí presentes empezaron a improvisar escondites. Algunos se metieron en armarios, otros debajo de la cama, en la terraza, en el trastero e incluso en la nevera.
Los miembros del cuerpo policial no daban crédito y de hecho, en su perfil en redes sociales, lo narran como si fuera un juego de niños. “¡1, 2, 3 ,4 ...10 que voy!”, así empieza el texto que cuenta como fue la operación.
Multas
En el mismo tono jocoso, la Policía Local explica que montaron un “photocall” a la salida de esta fiesta clandestina, admitiendo que la foto “es un poco cara, eso sí”, cuesta “entre 601 y 30.000 euros". El precio de las multas a las que se enfrentan los asistentes a la fiesta.
Más allá de la anécdota, los agentes recuerdan que “lo que está en juego no tiene precio” y que las sanciones y la actuación es “por la seguridad de todos”, por la salud de los ciudadanos.