El conjunto de organizaciones que forman parte de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) en la Comunitat Valenciana han acordado la convocatoria de una tractorada y manifestación el próximo viernes 14 de febrero en Valencia. Quieren denunciar la situación que atraviesa el sector agrario y reclamar a las distintas administraciones que plasmen una serie de medidas a corto, medio y largo plazo para garantizar una rentabilidad digna para los productores valencianos.

De este modo, se suman a la campaña de movilizaciones que se están llevando a cabo en varias comunidades autónomas --que ya iniciaron el pasado 2019 en la Comunitat Valenciana con motivo de las crisis citrícola y vitivinícola-- en unas protestas que no han tenido, aún, respuesta por parte de las administraciones.

Motivo de la tractorada

La marcha se iniciará con una concentración de tractores y personas en el Paseo de la Alameda para concluir luego en la Plaza del Temple. O lo que es lo mismo, en las mismas puertas de la Delegación del Gobierno, donde los representantes de todas las organizaciones agrarias participantes dirigirán unas palabras a los asistentes.

Entre las causas que motivan este acto de protesta en Valencia destacan la crisis de rentabilidad, el aumento de los costes de producción, la utilización de la agricultura y la ganadería valenciana como moneda de cambio en los acuerdos de la Unión Europea o la discriminación perpetua de la Política Agrícola Común (PAC) hacia los cultivos mediterráneos.

Contradicción mediambiental

A estas quejas se le unen la injusta criminalización que recibe la agricultura y la ganadería como sector contaminante pese a su esencial contribución medioambiental, su papel en la mitigación del cambio climático y el cumplimiento de la legislación más rigurosa del planeta en materia fitosanitaria, ambiental y de bienestar animal.

Este panorama desalentador se está traduciendo en que la Comunitat Valenciana sea líder en superficie agraria abandonada --con más de 161.000 hectáreas dejadas de cultivar--, en falta de relevo generacional y envejecimiento de la población agraria --cerca de los 62 años de media-- en pérdida de superficie agraria de regadío, en falta de inversiones hidráulicas y en déficit de balance continuado entre primas e indemnizaciones de los seguros agrarios.