La medicina avanza a pasos agigantados y no son pocos los casos de operaciones que parecían imposibles y que han terminado por cambiar la vida de una persona. Entre todas ellas, la que más puede llamar la atención es la del trasplante de cara, una intervención muy difícil pero que ha conseguido devolver la sonrisa a Cameron Underwood, un joven americano de 26 años que en 2016 sufrió un accidente que le cambió la vida.
El caso de Cameron es un claro ejemplo de que la situación de una persona puede dar un giro de 360 grados en poco tiempo. Sumergido en una depresión, hace dos años intentó suicidarse de un disparo, sin embargo el destino quiso que siguiese con vida, aunque con una grave malformación que le convertía en objeto de miradas curiosas. El disparo perforó la mayor parte de su maxilar inferior, así como parte de la dentadura y el tabique nasal.
Una operación con más de cien médicos implicados
Eduardo D. Rodríguez fue el encargado de liderar la delicada cirugía de Cameron, en la que participaron más de cien médicos de la universidad de Nueva York. Tras 25 horas, el paciente salió de quirófano para comenzar una larga recuperación. Y no ha sido hasta ahora cuando el mundo ha podido ver el resultado final.
Trasplante de cara de Cameron Underwood / NYU LANGONE HEALTH
El primer trasplante de cara se realizó en Francia en 2005 y desde entonces ya han sido más de cuarenta personas las que se han sometido a dicha operación con la esperanza de tener un rostro distinto. Sin embargo, lo que hace realmente especial el caso de Cameron, además del increíble resultado, es el poco tiempo que ha transcurrido entre la lesión y la operación: cerca de 18 meses. “Cameron no ha vivido con su lesión durante una década o más como la mayoría de los otros pacientes de trasplante de cara”, comentó el doctor Rodríguez.