Wim Wenders ha llegado a Barcelona y ha enamorado a los presentes en el BCN Film Fest y contagiado su optimismo por el cine a pesar de los malos augurios. A pesar de ofrecer escasas entrevistas, en sus encuentros con el público y la prensa se ha mostrado abierto y generoso, sobre todo a la hora de hablar de cine. De su cine tanto que ha avanzado sus nuevos proyectos y del de otros, como Carlos Saura, por quien ha expresado su más sincero respeto.

Reservado acerca de la película que presenta este año en Cannes, Días perfectos, y el documental en 3D llamado Anselm, se ha mostrado más que orgulloso de que los periodistas no se hubieran enterado de que estaba rodando y menos que iba a ser seleccionado este año en el prestigioso festival. Asegura que no tiene miedo a competir de nuevo, "aunque asusta".

El director de cine Wim Wenders EP

Verdad y optimismo

Pero, si algo ha sorprendido al público asistente a la rueda de prensa del realizador alemán es que ya piensa en rodar una nueva cinta. "Girará sobre la idea de la paz, pues sin paz no hay verdad y sin paz no hay un bien común", sostiene. Un tema que realmente le preocupa.

"El sentimiento de la búsqueda de la verdad, que es una especie en vía de extinción, y el concepto del bien común, para las nuevas generaciones ya no tiene ninguna importancia y continuará en declive", lamenta el cineasta. Por eso, quiere centrar su nuevo trabajo en este tema. "Aquellas buenas épocas pasadas han desaparecido totalmente y no volverán, y ahora debemos preguntarnos qué podemos hacer por esta verdad que buscamos y por el bien común", indica.

Optimismo y cine

Pese a todo, niega ser pesimista. "Si no fuera un optimista eterno, nunca me habría dedicado a hacer películas", señala. Por eso, bromea, "no sé cómo lo hace Woody Allen". Él con una especia de fe. "Soy un optimista por el futuro del cine y por el de la sociedad, porque solo los optimistas pueden cambiar el mundo, los pesimistas esconden siempre la cabeza bajo el ala".

Eso sí, lanza un mensaje a aquellos que creen que el cine es un producto cultual más. "Es una gran mentira, y si crees que las películas son un producto, dedícate a diseñar coches, pero no al cine". Es más, lanza un mensaje a los futuros cineastas: "aunque te obliguen, ten presente que el cine es cultura y forma parte de la tradición europea más antigua como la literatura o la pintura".

El cineasta Wim Wenders / EFE

Arte

El propio Wenders reconoce que pensó a dedicarse a ambas artes cuando era pequeño, así como al sacerdocio, aunque se inclinó por la pintura. “De hecho, era pintor cuando hice mi primera película, y me di cuenta que las películas incluían todo lo que quiero hacer en mi vida”. La voluntad de seguir dedicándose a eso sigue intacta y con convicción.

Wenders es un fiel defensor de hacer lo que uno quiere. Lo ha hecho siempre. Incluso sorprendió a muchos cuando se sumó al boom del 3D y demostró que era de los pocos que le sacó partido con Pina, de la famosa bailarina Pina Bausch. Y ahora, regresa a ello, también en un documental que versa sobre otro arte que no es el cinematográfico, el pintor neoexpresionista alemán Anselm Kiefer. Pese a todo, es consciente que por mucho que él sea quien firma los films, la última decisión es del público. "Vosotros sois los verdaderos propietarios de estas películas", le dijo a los asistentes a la gala inaugural del BCN Film Fest este jueves. Allí, tras recibir el premio de honor del certamen sentenció "las películas tienen su propia vida e identidad y pertenecen al público". Un público que agradece su mensaje optimisma sobre el séptimo arte y su voluntad de seguir filmando.