Iván Ferreiro se reinventa con un nuevo disco de estudio tras siete años sin publicar un álbum. El cantante da una vuelta a su propio proceso creativo con Trinchera pop, un lugar en el que juega con los elementos y samplea sonidos como un canon de Vivaldi y la sintonía del mítico programa El hombre y la tierra de RTVE. Un trabajo que, una vez más, comparte con su mejor compañero, su hermano Amaro.
El dúo compositivo considera que la música de las nuevas generaciones es "un cambio real". "Cuando salió el disco de Motomami yo no entendía nada de la letra tuve que ir a internet a ver qué decía, pero, sin embargo, me sonaba alucinante. Es un disco que a mí no se me hubiera ocurrido grabarlo así en mi vida, y eso es lo que me alucina", exponen. "Espero que convivamos todos, la música nunca es excluyente [...] Aquí no se busca una ruptura, sino que existe esa ruptura porque ya hacen una música distinta. No necesitan ni siquiera meterse con nosotros porque no quieren eliminarnos", consideran.
--Pregunta: Llevaba siete años sin lanzar un disco, ¿qué ha estado haciendo?
--Respuesta: Los tres primeros estábamos con la gira del disco anterior, luego tuvimos la pandemia y más tarde hicimos dos giras en el medio. Hemos estado trabajando durante muchos años. Cada vez que nos vamos a hacer un disco la gente cree que nos retiramos. No nos retiramos, vamos a hacer el disco a casa. La verdad es que hemos querido también ir con calma y no tener prisa en sacarlo. Hemos vivido tranquilamente, trabajando, pero tomando las cosas con calma. Ya corre demasiado el mundo como para tener que correr nosotros. Y por otro lado, la sensación de que ya estamos en un punto en el que lo que tenemos que hacer es el mejor disco posible y poder reposarlo, escucharlo, darle vueltas, pensar en ello… Preferimos sacar menos y estar un poco más finos a la hora de preparar el disco que entregamos.
--¿Es su mejor disco?
--Todos queremos mejorar en nuestro trabajo. Luego ya vendría la cosa de si gusta más o menos. Al menos nosotros queremos tener la convicción de que estamos entregando algo interesante porque lo hemos vivido con intensidad y con interés. También en el fondo con nuestra experiencia nos hemos dado cuenta de que, cuanto más nos gusta a nosotros, más le va a gustar a los demás. La música pop va de ser parecidos todos en las emociones que tenemos. Independientemente del éxito que tenga el disco, si viniéramos con un disco que no ha dado un paso hacia adelante, se nos notaría en la cara. Somos muy malos mentirosos, además. Si no estamos nosotros convencidos, no podríamos convencer a nadie.
--Se titula ‘Trinchera pop’, ¿qué es pop y qué no lo es?
--Siempre he hecho pop, esa es mi sensación. ¿Dónde empieza y acaba el pop? Supongo que hay cosas que empiezan siendo rock duro y acaban siendo pop, como ACDC o U2, que son grupos de rock, pero en el fondo oyes la canción y está en el cerebro de todo el mundo. La cosa pop tiene que ver más con cómo está en la sociedad. No tiene tanto que ver con nuestra música, sino de lo que se nutre nuestra música. El pop es una trituradora que lo coge todo. Y en el fondo, si te fijas, el pop también tiene que ver con el cine, con las series de televisión, con los programas de televisión… Es la cultura pop. En nuestra carrera muchas veces vemos que hay gente que quiere alejarse del pop porque está demonizado. A nosotros nos gusta abrazarlo. Es una palabra bastante denostada que a nosotros nos gusta. En este disco Trinchera pop creo que está peor vista la palabra pop que la palabra trinchera, cuando la palabra trinchera es mucho más perversa en muchos aspectos.
--¿Entra todo en el pop?
--Queríamos que fuera la trinchera pop porque está nutrida. Nos parece que cada disco que hacemos, lo hacemos a partir de todo lo que hemos escuchado y de todo lo que vemos. Y también incluso de lo que no nos gusta. La cultura pop está llena de cosas horribles como La isla de las tentaciones o programas de estos chungos de debate o los telediarios. Al final, nos están disparando información de muchas cosas y la vamos asimilando. El pop también es la moda, los colores y las zapatillas que se llevan. Y unas marcas que antes eran chungas y de repente son guays. A los jóvenes ahora les gusta todo lo de Gucci. Cuando nosotros éramos jóvenes, Gucci era de nuestras abuelas, y ahora es súper moderno y lo lleva Rosalía. Eso se convierte en pop inmediatamente. Algo que en una época es horrible de repente está muy bien. Pienso por ejemplo en Raphael, un tipo que lo petaba, luego estaba mal visto y ahora está otra vez en la onda. La sociedad va cambiando y va abrazando y desabrazando las cosas.
--Aparece Vivaldi en el disco, ¿también es pop?
--De toda la música clásica, no hay obra más pop que Las cuatro estaciones de Vivaldi. Creo que todo el mundo las conoce. Seguro que es la única obra clásica que conoce todo el mundo, es como el single de Vivaldi. El single de Beethoven sería la Sinfonía nº5 y el Himno de la Alegría sería su mega hit. Los puristas dirían que como la quinta no hay ninguna y los nuevos apostarían por el Himno de la Alegría. La gente diría que Beethoven se ha vuelto comercial y se ha vendido.
--¿La palabra “trinchera” del disco a qué hace referencia?
--Pienso por un lado en el compromiso de que tú vas a hacer lo tuyo pase lo que pase. Y luego yo creo que la trinchera también es para protegerse. Todos como oyentes hemos recurrido a las canciones para todo, cuando tenemos un mal día, cuando el mundo es un poco hostil, es un sitio donde refugiarse. Nosotros es donde nos hemos refugiado todos estos años para tratar de entender el mundo. Esperemos que sea la trinchera de mucha gente que se refugie en el disco para huir de la hostilidad del mundo. La trinchera es una palabra tan dura, pero cuando le pones la palabra pop, es una trinchera que no trata de dividir, sino que trata de ser un punto de encuentro para hablar de muchas cosas. Cuando uno está en las trincheras, en una guerra, cree que está del lado de los buenos todo el rato. Para mí la trinchera tiene que ver con tratar de ser más empáticos unos con otros, vivir de la emoción, tratar de entendernos. Y, sobre todo, me parece que es un sitio donde cabe mucha gente. Diría que es una trinchera muy grande porque todo el que quiera venir está totalmente invitado.
--En sus letras a veces parece que no quieren que la gente huya con las canciones.
--Si te fijas, usamos las canciones para evadirnos, pero también nos sirven para poder a la mañana siguiente levantarnos y volver a hacer nuestro trabajo. Cuando tienes un mal día, te refugias en esa trinchera, pero no dejas tu vida ni a tu familia ni tu trabajo. Aunque sean para escapar, también son para no escapar y no huir, para que podamos tolerar la vida.
--¿Cómo les gustaría que la gente recibiera sus canciones?
--Yo espero que les dé un refugio, se sientan a gusto ahí y les haga tener una sonrisa y poder enfrentarse al mundo mucho mejor. Me encantaría pensar que las canciones hacen que la gente esté más tranquila y haya menos enfrentamientos. Me gustaría pensar que ayudan a la gente que piensa distinto a encontrarse en algún punto. Nosotros tenemos oyentes de todo tipo de ideas políticas y me gusta pensar que las canciones son un sitio de encuentro donde no estamos discutiendo ni insultándonos. Echo un poco en falta comprender un poco mejor al de al lado, no interpretar mal todo lo que dice la gente. Porque a veces tendemos a interpretarnos mal unos a otros y a buscar la puntilla. En unos tiempos tan convulsos y tan enfrentados me gustaría que hubiera un poco más de abrazo. Creo que sería más revolucionario el hecho de llevarse bien.
--¿Creen que expresan eso con el disco?
--Este disco tiene que ver con el color gris porque es el sitio donde nos gustaría que acabáramos todos y está lleno de contradicciones también en las otras canciones. A veces pienso esto, pero también pienso lo contrario un poquito en algún momento del día. No soy tan blanco o tan negro en mis ideas. Es el momento de empezar a pensar que somos todos mucho más parecidos de lo que pensamos. El pop para mí sirve para igualarnos sin rebajarnos, sino para elevarnos a todos. La emoción nos eleva a todos a un sitio mucho más hermoso y la cultura pop es el pegamento que nos une a todos.
--¿A pesar de aquellos que huyen del pop?
--La gente se ha hecho aristócrata de sus gustos. Dicen que no escuchan aquello que escucha la plebe. Yo fui así también, pero me doy cuenta de que nos queremos dar importancia de muchas maneras y en el fondo no sirve de mucho. Hay unas trincheras culturales.
--Es un disco que trata mucho la filosofía, ¿se ha acabado hacer canciones de amor?
--Nosotros estamos tan bien en nuestra vida sentimental que nos parece ya absurdo redundar en eso. Y, por otro lado, ya tenemos una edad, ya no somos unos chavales. En el fondo, me parece que la filosofía tiene que ver con pensar en cosas y todas las emociones están en la filosofía también. Mi idea era que los textos hablaran de todo a la vez y tratar de entendernos. Me gusta que, aunque cada canción tiene sus temáticas, en el fondo hay una temática continua en todas. A lo mejor la primera dice algo que se cierra en la cuarta y en la séptima. Teníamos ganas de buscar las emociones en otro tipo de temáticas y, quizás no hay amor romántico, pero hay bastante amor propio en el disco. Es un disco para que quien lo escucha se reconcilie también con sí mismo. A veces creo que nos metemos mucho a caña y nos sentimos mal por no ser claros en nuestras ideas porque no sabemos qué pensar. Estamos en una época donde tienes que saber lo que piensas, parece que estamos obligados a tener un criterio sobre todo. A veces lo tengo, pero otras digo una cosa sobre un tema y al momento estoy pensando absolutamente la contraria.
--Ha creado las portadas de sus vinilos reciclando algunos discos antiguos para ayudar al medioambiente, un tema que también expone en la canción ‘La humanidad y la tierra’, donde critica a la sociedad. ¿Cómo le afecta este tema?
--El disco tiene crítica también, pero no es una crítica queriendo machacar, solo es tratar de exponer que no somos perfectos y, en el caso de La humanidad y la tierra, es más una crítica a mí mismo que a la gente más joven. Yo sí veía a Félix Rodríguez de la Fuente y nos avisó de que a tierra había que cuidarla y no lo hicimos. La generación que ya manda no ha hecho nada y yo me siento un poco responsable respecto a mis hijos. También tiene que ver con Vivaldi, frases de libros, muchos sonidos… Al final el pop también es una trituradora que recicla todo el rato las ideas y las va convirtiendo en nuevas. Es la portada que más refleja lo que hay dentro del disco de toda nuestra carrera.
--Ha dicho más de una vez que quiere reinventarse y que es su mayor competidor. ¿Cómo se lucha contra uno mismo?
--Cuando empezaba a tocar veía grupos y artistas que competían contra los demás y yo no lo entendía porque cuando era un chaval me gustaban Los Rebeldes, La Frontera y Alaska, y no me daba la sensación de que uno tuviera que ser mejor que otro. Disfrutaba de cada disco y tenía la sensación de que todos eran superamigos. La música no la veo nunca como una competición, sino tratando de mejorarme a mí mismo, de hacer la mejor canción posible. Es la manera de avanzar en el trabajo. La competición está para el deporte, pero la música tiene que ser un juego. Además, esa competición contra uno mismo creo que sólo es una metáfora de crecer o de madurar, tratar de hacer tu trabajo mejor que a los 20. A los 20 lo haces con más frescura, pero espero que en la madurez podamos encontrar las emociones desde otro lugar y que sean igual universales.
--Tiene una colaboración con Tanxugueiras, voz de la nueva generación. ¿Cómo ve estos nuevos talentos?
--Son mucho más enrollados de lo que éramos nosotros, mucho más maduros e inteligentes. Yo noto en esta generación nueva que hay ilusión por trabajar, se admiran unos a otros, se ayudan unos a otros y disfrutan del trabajo de los demás. A las Tanxugueiras no las conocía personalmente, pero vinieron a casa y son alucinantes, generosas y talentosas. En Galicia hay una nueva generación que hace música moderna con las tradiciones gallegas. Nosotros ya somos los abuelos de la movida, por eso tratamos de quedar con ellos, a ver si se nos pega algo.
--¿Qué aprenden de ellos?
--Tengo la sensación de que lo nuevo sí rompe con lo anterior a nivel estético, del lenguaje y del sonido sin cargárselo. Es decir, hacen música nueva y realmente nosotros tenemos poco que enseñarles a ellos, porque ellos están inventándose la música y reinterpretándola. Todos ellos te contagian la ilusión y son mucho más tolerantes y más listos que nosotros. La gente dice que el mundo va peor, pero en algunas cosas va mucho mejor.
--Sorprende que sea tan optimista con la nueva generación.
--Cuando veo a los grupos en mi generación, o incluso un poco más jóvenes, y veo que sigue habiendo una batería en el medio y una guitarra, sigue siendo un poco una evolución de la música de los 60 de alguna manera. Luego veo a Sen Senra con su pantalla, con su micrófono, cantando esas canciones tan bonitas… y solo me emociono. Además, es imposible que yo haga eso porque no entiendo a veces sus códigos y no es la música que sé. Hay una evolución que sí que es un cambio real. No es sólo un cambio de década donde la ropa es distinta, sino que hay un cambio de sonido. Cuando salió el disco de Motomami no entendía nada de la letra tuve que ir a internet a ver qué decía, pero, sin embargo, me sonaba alucinante. Es un disco que a mí no se me hubiera ocurrido grabarlo así en mi vida, y eso es lo que me alucina.
--¿Puede haber lugar también para su música?
--Espero que convivamos todos, la música nunca es excluyente. Nuestra generación queríamos cargarnos a los de antes. En los 80 se buscaba una ruptura respecto a Serrat o a Paco Ibáñez. Aquí no se busca una ruptura, sino que existe esa ruptura porque ya hacen una música distinta. No necesitan ni siquiera meterse con nosotros porque no quieren eliminarnos. Los 90 creo que fue una época muy dura en eso, muy chunga en el sentido de que no había tanta camaradería entre los grupos ni entre los artistas y estaban más separados los estilos. Si uno hacía una canción de un tipo y otro de otra, no pegaba que fueran amigos. Daba vergüenza hasta saludarse entre unos grupos y otros.
--¿Cómo se prevé su gira de conciertos?
--Hay muchos festivales. Estamos aquí en Vilafranca el 29 de abril con Els Pets por el Cruïlla. Tenemos mucha ilusión y muchas ganas de montar todo eso. Vamos a hacer un concierto sin trampas, de corazón, que es lo que nos gusta. Todo va a ser muy orgánico y queremos tocar muy libres, como siempre hemos tocado.