Nuevo día en Málaga y otra vez con gran peso del cine catalán. Els encantats ha dejado al público tal y como reza el título, tanto es así que, al igual que pasó con Matria, ya suena como premiable.

La cinta de Elena Trapé es casi una continuación de sus personajes de Blog y que se fueron de España en Las distancias. Un trio de películas que tiene algo de retrato generacional, aunque ella niega que lo haga con esa intención.

La directora Elena Trapé / ÁLEX ZEA

Retrato

Si en Blog reflejaba la conexión de unos adolescentes con las redes sociales y su manera de ser escuchados y comunicarse y en Las distancias mostraba cómo los jóvenes huían de España para buscar una vida o rehacer la propia, en Els encantats habla de “la brecha” que se abre en la vida de su protagonista, quien tras tener una hija y formar una familia rompe con su relación.

Laia Costa interpreta de forma soberbia a Irene, esta mujer joven que vuelve al pueblo de su familia para reencontrarse con ella, en busca de cobijo. En esta estancia por eso, aparece un amante que busca protegerla sin que se lo haya pedido, una amiga del pasado que también ha sufrido otra herida corporal y con la que ve que se ha abierto una grieta también entre ellas y otra generación.

Equipo de 'Els Encantats' ELENA TRAPÉ

Grietas

La cámara de Trapé sigue a su protagonista que, en comunión con el paisaje y el pueblo, padece todas aquellas expectativas que se espera de ella. Tanto es así que el monólogo final vuelve la escena completamente desgarradora.

La misma realizadora asegura que no fue fácil la conclusión de la historia, “tardé tres meses en encontrarlo”, reconoce. Un tiempo que, visto el resultado ha sido más que necesario y bien empleado. Tanto que puede llevarse algún galardón en el festival.

Competición

Otro grupo que está de premio es el de Bajo Terapia. Fele Martínez, Juan Carlos Vellida, Antonio Pagudo, Eva Ugarte, Malena Alterio y Alexandra Jiménez están de nota en esta especie de comedia dramática, por no decir opresiva que viene del teatro y que incluso en su filmación es teatral. Su director, Gerardo Herrero no sólo quiso rodar la cinta en orden cronológico sino en varios planos secuencias para luego poder captar las reacciones de unos personajes que guardan demasiados secretos y mucha violencia.

El film es mucho más que un retrato del machismo existente en la sociedad en sus distintos formatos, sino en la violencia que existe en muchas relaciones de pareja. Un tour de forcé para los seis intérpretes que lo amenizan con “una ironía y sarcasmo cargados de mucha violencia” como reconoce Ugarte que estalla de forma insospechada.

El director Gerardo Herrero / JC

Con y sin riesgo

La otra película de la sección oficial en competición ha sido un biopic con todos los clichés del género pero que se mueve a ritmo de la música creada por su protagonista, Joe Arroyo. La cinta de José Luis Rugeles Gracia sigue los pasos de este anónima cantante colombiano y su claustrofóbica vida que se entiende mejor al escuchar sus canciones.

En el polo opuesto está Tierra de nuestras madres, tal vez una de las películas más diferentes que se ha visto ahora en el festival y puede que la más arriesgada que se vea en estos días. A medio camino entre los Pajaritos y Pajarracos de Pasolini y el humor de Amanece que no es poco de José Luis Cuerda, Liz Lobato se pasea por un pueblo manchego que ha olvidado las raíces ocultas bajo tierra, fruto de lo que sembraron nuestros antepasados.

Alexandra Jiménez y Malena Alterio / JC 

La tierra y las madres

La cinta de la realizadora sigue los pasos de Rosario, una señorita mayor que vive con un hijo con discapacidad, Ofelio, un borrico y una cabra. Saturnino García da vida a la protagonista porque, aunque sea un film que reivindica el papel en la historia de las mujeres, “sólo podía ser él” quien diera vida a esta peculiar mujer, señala la directora a este medio.

Lobato está encantada con su presencia en Málaga, con la presencia de sus actores, vecinos suyos, en el festival y de aportar este toque radical a un certamen en que si bien hay mucha calidad hay mucha ortodoxia a nivel formal. Y para recordar este momento, se ha traído a la cabra para pisar la alfombra roja.

La directora Liz Lobato / JC

Cuidados

Ya fuera de concurso se ha presentado Los buenos modales, la última propuesta de la realizadora andaluza Marta Díaz Lope de Díaz. La película, rodada en la periferia de Barcelona, habla de los secretos y sobre todo de la “incomunicación” y todo lo que ello implica, entre otras cosas “el dolor que genera” en las familias.

La cinta también pone sobre la mesa el peso de las cuidadoras. No sólo esas abuelas que cuidan de sus nietos mientras sus hijas no tienen nada más que reproches sobre ellas, sino de esas que se dedican a cuidar a los otros cuando las familias no pueden. Pero que no se asuste el espectador, todo ello se explica desde la liviandad, sin un retrato denso, sólo realista, “porque la vida está llena de humor y drama”, que se alterna a diario.

La actriz Blanca Portillo / EFE

Blanca Portillo

Y como no podía faltar el momento de la estrella del cine español, hoy Blanca Portillo ha inaugurado el monolito que han levantado en honor a ella en el particular paseo de la fama de la ciudad andaluza bautizado con el nombre de un malagueño ilustre, Antonio Banderas. Horas más tardes recoge el premio Málaga-Sur.

Por último, destacar que se ha abierto ya las Pantallas del festival de Málaga, esa ventana al formato catódico que ahora tiene mucho más que ver con las plataformas que con la televisión. Los encargados de inaugurar esta sección han sido Los pacientes del doctor García, la adaptación de la novela de Almudena Grandes protagonizada por Javier Rey, Tamar Novas y Verónica Echegui que se estrenará en TVE. Y queda mucho más.